"Hemos perdido 4.000 euros, todo lo que habíamos guardado con mucho esfuerzo para poder llevar a nuestro hijo a ver Disneyland Paris". José María Sierra y su mujer viven aún entre la indignación y la tristeza un día después de que la cancelación del vuelo de Almería a París por parte de Transavia hiciera añicos un viaje que habían preparado con mucho cariño y trabajo para poder hacer realidad uno de los sueños de su hijo de 9 años, ver el parque de Disney en la capital francesa.
La familia almeriense está entre los más de 200 pasajeros que este sábado se vieron perjudicados por la anulación del vuelo a París, a donde viajaban junto con su hijo como regalo de comunión para el menor. Pero, como muchos de los viajeros de este vuelo, se quedaron sin poder hacerlo y con más de 4.000 euros prácticamente perdidos después de que, tal y como adelantó LA VOZ, la única solución por parte de la compañia aérea fue darles un cheque de 5 euros para consumir en el Aeropuerto de Almería y un enlace para poder reclamar el vuelo cancelado.
La situación fue verdaderamente "dramática e indignante", explica la familia, pero no solo tras conocerse la cancelación del vuelo, sino poco después de arrancar el vuelo. Y es que tras partir a las 09:20 horas, tal y como estaba previsto, desde el aeródromo de El Alquián, el miedo se apoderó de un gran número de viajeros, ya que, como relata Sierra, los nervios y el pánico se hicieron presentes en el interior de la aeronave.
"Al poco de comenzar el viaje veíamos que el avión no cogía altura, que iba como inclinado y se escuchaba como cuando llevas una ventanilla del coche abierta por la carretera. Entonces vimos cómo los azafatos y azafatas comenzaban a ponerse tapones en los oidos y corrían muy nerviosos por los pasillos. En ese momento una chica que iba delante nuestra comenzó a tener un ataque de pánico y la azafata le explicó que había un problema pero que ya no corría peligro nuestra salud por la altura en la que nos encontrábamos", relata Sierra, quien asegura que el pánico cundió entonces entre un buen número de viajeros.
Y el problema era que la puerta que se encontraba tras la cabina del piloto no se había cerrado correctamente, por lo que se tomó la decisión de dar la vuelta y realizar un aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto de Almería. "Tuvimos que salir todos por la puerta de atrás porque la de alante no se podía abrir", detalla el almeriense.
Y a partir de ahí comenzó su particular pesadilla. Pues tras muchos minutos de espera no recibieron ninguna solución por parte de la aerolinea Transavia y contactaron con la agencia en la que habían comprado su viaje y les dijeron que pidieran un papel que certificara la cancelación del vuelo. "Ahí ya fue el colmo, porque la chica de Aena nos dijo que no había nadie de la compañía y que solo estaban en París y que no nos podían dar ese papel", explica indignado Sierra, quien acudió junto con su familia a la agencia en la que habían contratado el paquete de viaje y, tras siete horas de espera, encontraron una solución a medias.
De este modo, viajarán el día 30 hasta el 3 de septiembre para poder hacer realidad el sueño de su hijo, pero aún así se enfrentan a una cuantiosa pérdida. "Nos hemos quedado sin hoteles y sin el dinero que teníamos para pagarlos, también hemos perdido los traslados que teníamos contratados para llevarnos del aeropuerto parisino hasta Disneyland Paris y no sabemos cuándo lo vamos a recuperar, si logramos recuperarlo. Es una vergüenza, nos ha costado mucho trabajo poder tener ese dinero para llevar a nuestro hijo a París y ahora no sabemos si lo vamos a recuperar", concluye el almeriense.
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