Desde que la pandemia de COVID 19 nos encerrara en nuestras casas y arrastrara una crisis económica de la que aún no hemos salido, los problemas de salud mental, al menos en lo que a los trastornos menores -como le denominan los profesionales- se refiere, han aumentado enormemente. Cierto es que a raíz del confinamiento y desde que personajes públicos de diferentes sectores de la sociedad han dado a conocer su propia experiencia con la salud mental -véase Simon Biles, Carolina Marín, Ricky Rubio o David Beckham- se ha ido rompiendo el tabú sobre la importancia de cuidar no solo nuestra parte física sino la psíquica y ha abierto la puerta para que aquellos que escondían sus problemas, se decidan a cruzar la puerta de un psicólogo por primera vez.
Según los datos que maneja Susana Miras, la directora de la Unidad de Salud Mental del Hospital Universitario Torrecárdenas, después de la pandemia “se han incrementado las derivaciones desde la atención primaria a nuestro servicio en un 35% en los adultos y en un 45% en la sección infanto-juvenil”.
Este crecimiento demuestra dos cosas: por un lado que se ha roto el tabú de cuidar la salud mental y que según Miguel Arranz, psicólogo sanitario, “los jóvenes en la franja de 18 a 30 años lo ven igual de importante y normal que ir al dentista, por ejemplo”; y por otro lado, que evidentemente se ha producido un aumento de los problemas derivados del aislamiento generado y la crisis económica.
Plantilla
Este importante volumen de casos que llegan a la sanidad en busca de soluciones a su malestar “era imprevisible” y “aunque se han incrementado las plantillas, lo cierto es que se tarda mucho tiempo en formar a los psicólogos clínicos” por lo que crece más rápido la demanda que la oferta, reconoce Miras.
Aún así, destaca la directora de la Unidad de Salud Mental la importante labor que realizan los médicos de atención primaria en esta labor. “Son el primer filtro, de hecho la mayoría de patologías la ven y la tratan ellos en primera línea. Al contarle la situación al médico de cabecera él sabe perfectamente si puede empezar a tratarlo, si no tiene que hacer nada porque no tiene que ver con salud mental, si tiene que hacer alguna intervención o si lo tiene que derivar a salud mental”, explica Miras.
Precisamente defiende Miguel Arranz la necesidad de culminar la aprobación de una Ley de Salud Mental para que en ese lugar, en los centro de atención primaria “lleguen los psicólogos sanitarios, uno por centro, porque es allí donde se detectan estos problemas y a veces esto supone que se medicalice en exceso y se trate como una enfermedad cuando no lo es”.
¿Y cómo sabemos si sufrimos un trastorno depresivo? ¿De qué síntomas tenemos que estar atentos? Explica Susana Miras que “cuando una persona sienta que durante un periodo mantenido de meses comienza a tener dificultades graves en el funcionamiento a nivel relacional, laboral y social en relación con muy baja energía, incapaz de hacer sus actividades de la vida diaria, y se merma su capacidad de disfrutar de la vida, incluso con pensamientos negativos inhabituales”. En ocasiones, son los allegados los que perciben un cambio en su familiar.
Al médico
Ante esta situación, ya sea detectada por el propio paciente o por su entorno, es el momento de acudir al médico de cabecera y contar lo que ocurre. Afirma Miras que si se deriva a salud mental se les atiende “en un margen de 30 días aproximadamente”.
En caso de no ser derivado es donde se encuentra el principal problema. Aquellos que pueden acudir a un psicólogo privado y pagar una media de 60 euros por sesión trabajan en su recuperación, pero hay muchos casos en los que esto no es viable y a veces se produce “una medicalización a la ligera por algunos médicos que recetan benzodiacepinas y antidepresivos sin una pauta, se toma cuando se necesita. Estas sustancias generan tolerancia y cada vez se necesita una mayor cantidad para hacer efecto y en realidad lo que provoca es que la situación se cronifique. El malestar se amortigua pero el problema no se soluciona” explica Arranz que insiste en la importancia de los psicólogos en los centros de salud.
Para tratar de evitar también este consumo -España está entre los países que más prescriben ansiolíticos- recuerda la directora de la Unidad de Salud Mental del Hospital Universitario Torrecárdenas “los remedios de siempre” para tratar de superar “el malestar que nos genera la vida diaria, el día a día”. Así explica que “ante la ansiedad uno puede apostar por realizar talleres de relajación, ejercicio que funciona muchísimo, pasear al aire libre, practicar técnicas de relajación, mindfulness, yoga o quedar con mis amigas que hace mil años que no las veo” y es que tiene claro Susana Miras que “esta sociedad tiene que recurrir a las recetas de siempre. A lo mejor hay que dejar la plaza de Twitter y acercarse a las plazas del barrio”.
Y es que precisamente las redes sociales que señala la responsable de Salud Mental del HUT es uno de los elementos que ha provocado toda una revolución en los más jóvenes y en sus patologías. “Las redes sociales son maravillosas para estar conectados, para tener inmediatez y acceso a información, hacer amigos en otros lugares del mundo… pero no pueden convertirse en sustitutos de esa ‘red social’ que siempre hemos tenido alrededor, esos vínculos reales del día a día que tradicionalmente nos ayuda a sostenernos y que es algo que no se encuentra en los amigos virtuales. Son amistades complementarias pero no sustitutas. Es cierto que ahí la pandemia ha colaborado mucho a este cambio en la forma de relación porque estábamos solos en casa, pero hay que trabajar para salir de la plaza de Twitter y volver a la plaza del barrio”.
Hace apenas unos días mostraba también su preocupación y ponía a los teléfonos móviles en el centro de los problemas de salud mental de los jóvenes la presidenta del Teléfono de la Esperanza, Isabel Orland. “Hay mucha soledad en los jóvenes aunque estén rodeados de amigos. Ellos se aíslan con las redes sociales y se acrecientan problemas como el bullying” aseguraba tras explicar el incremento de llamadas y de peticiones de ayuda de este segmento de edad en la asociación que preside.
¿A quién acudo?
Una de las recomendaciones que realiza el psicólogo Miguel Arranz cuando uno decide ir a un profesional es, precisamente, tener claro que es el adecuado.
Así, recuerda que es importante saber su número de colegiación y “tener claro que sus prácticas están basadas en evidencias científicas”. Y es que recuerda que ellos no son chamanes o una persona que da consejos con frases hechas sino que “vemos un problema, proponemos unas pautas y hay que ver esos resultados si se pueden, si están funcionando”.
Es por esto que recomienda huir de los vídeos de Tik Tok o Instagram de no profesionales y que, además, están dirigidos a la ‘masa’. Y es que, si algo tienen claro los psicólogos es que cada caso es diferente y no es para nada extrapolable.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/12/almeria/263525/salud-mental-y-tras-romper-el-tabu-que-hacemos