“El arte tiene un poder transformador, contactas con una parte esencial de ti”

Huérfana a los 10 años, su madre murió ahogada, la familia quedó en shock. Su hermano se suicidó, migró porque la leucemia de su hija mayor era incurable en su país, sufrió maltrato de sus dos primeras parejas. Licenciada en Bellas Artes, Postgrado en Educación Emocional, hoy sabe que ha transformado en arte todos los duelos de su vida. Esta es la historia de Natalie Rocha, la artista textil que colgó sus ajados corazones de trapo en la Bienal de Venecia y vive en Bédar. 

“Sé que el arte es un recurso importante por eso soy artista y doy clase. Utilizo el arte como autoconocimiento, así conozco mis herramientas mentales para afrontar la vida. El postgrado que realicé en Educación Emocional en la Universidad de Barcelona (UB) en 2003 me dio las bases teóricas de todo lo que he vivido, ahora sé porqué lo hago y lo sigo haciendo”, dice la creadora venezolana.  

Llegó a España por salud, su hija mayor contaba 15 años y no podían tratar su leucemia en Venezuela. Cuando llegó a la ciudad condal alquiló un piso en el barrio de el Carmelo, hizo la compra para sus dos hijas más pequeñas y se quedó nada más que con 50€ en las manos.

Mientras sobrevenía la enfermedad de su hija, estiraba el visado de estudiante con excelentes calificaciones. Como tesis presentó el método artístico que había desarrollado para que su hija restableciera su salud emocional. Rocha trabajó en lo que pudo durante 4 hasta regular su situación, limpiadora, cocinera, camarera, etc. Cuando brillaba la plata de una casa catalana al trapo le sacó arte.

Llamó a aquel proyecto Netejant Argent (limpiar plata), obtuvo 1000 fotografías de aquella experiencia.

¿Cómo fue el proceso de obtener la residencia? 

El proceso de hacer la residencia es angustioso. Corta mucho las posibilidades de conseguir algo mejor. Por ser latina he tenido bloqueos, pero no pasa nada porque con el arte puedo avanzar. ¿Sabes lo que es ir a la Bienal de Venecia? Una caricia al corazón. 

Expuso ‘De tripas corazón’ en la 58º edición de la Bienal de Venecia, parte de esa exposición cruzó el charco hasta Caracas. Natalié colgó 1500 corazones de un cilindro de metal hueco en forma de ola que los visitantes podían habitar para humanizar los procesos migratorios. La obra que se expuso en Italia representaba las historias y sueños de los migrantes que quedan atrapados en la frontera. La artista considera que una pasa desprovista al otro lado del muro. 

Has trabajado con gente con pocos recursos ¿por qué nos dan miedo los pobres?

Vivimos en una sociedad fundamentada en un patriarcado salvaje, donde prevalecen, la violencia, el egoísmo , las diferencias raciales y de clases sociales, todo esto nos deshumaniza como especie.  Vemos al otro como diferente, como enemigo, así surge el miedo que se degenera en desprecio. Por eso el trabajo emocional, el reconocimiento del otro pasa por ver que el otro es un “yo” como tú, no somos diferentes, sino diversos, que es otra cosa. Todos tenemos un mismo corazón latiendo en el pecho, con deseos, emociones y necesidades similares. La diferencia real es que no todos tenemos las mismas oportunidades y recursos para desarrollarnos.

En una ocasión cuando daba clases de expresión infantil en la Escuela Lourdes Armas en Venezuela se presentaron en la institución dos niños que vivían en la calle. Los pequeños daban miedo, gritaban, amedrentaban con insultos… Estos niños comían de la basura, esnifaban pegamento, robaban para subsistir, tenían aproximadamente 11 años… Eran como hombres, pero pequeños. Ellos solo querían pintar, dejé mis prejuicios a un lado, les di un lienzo, pintura… Estuvieron un tiempo muy largo pintando y volvieron a ser niños, estaban felices. Cuando acabaron me abrazaron, me dieron las gracias, dijeron que volverían pero no regresaron. Lo lamenté. Sin embargo, pude darme cuenta, del poder transformador que tiene el arte porque contactas con una parte esencial de ti. No soy la única que lo dice hay muchos autores que lo reafirman.

¿Cómo desarrollas tu vida en Almería?

Tengo tres años aquí. Doy clases a niños y niñas de La Chanca, dirijo un círculo de mujeres creadoras,  acompaño emocional y espiritualmente a personas en procesos terapéuticos… El eje central de mi trabajo es el autoconocimiento a través del arte. Simultáneamente, pongo mucho empeño en mis propios proyectos artísticos y en los de mi pareja que es músico y guitarrista, por eso nos vinimos a una zona más rural rodeada de montaña, árboles y mucha tranquilidad, donde las condiciones son más amables que en una gran ciudad.

Natalie Rocha se despide con su eterna sonrisa y el corazón en la mano. Tierna, visceral, fuerte y dulcemente con sabor a sangre y a miel.