El personaje que mitificó Falange

El nombre de Alejandro Salazar lo interiorizábamos desde que éramos niños porque estaba muy presente en la memoria de la ciudad. La mayoría no sabíamos quién era aquel personaje, pero intuíamos que tenía que haber sido alguien muy importante a juzgar por el trato que Almería le había dado, dedicándole tres colegios y hasta el nombre de una de las plazas más importantes del centro.

La plaza de Manuel Pérez, donde estaba y está el famoso kiosco de Amalia, la plaza del Rinconcillo y la Tienda de los Cuadros, entre otros grandes negocios, llevó el nombre de Alejandro Salazar desde que terminó la guerra civil. Uno de los hogares históricos que se pusieron en funcionamiento en Almería en los primeros años de la posguerra, el recordado Hogar del Canario, en la Cuesta de los Callejones, se llamaba oficialmente Hogar Alejandro Salazar.

El primer grupo escolar nacional que se construyó en el barrio de la Chanca, junto a la misma rambla, fue bautizado con el nombre de Alejandro Salazar, allá por los últimos años de la década de los cincuenta. También se llamó Alejandro Salazar el recordado Colegio Menor del Zapillo, que levantaron detrás de la tapia de la grada de General del Estadio de la Falange, en los años sesenta.

La presencia de Alejandro Salazar en la vida de la ciudad fue una constante a lo largo de cuarenta años y hasta se llegaron a crear grupos deportivos que le rindieron homenaje a este recordado personaje.

¿Quién fue Alejandro Salazar Salvador? Su historia, aunque corta, llegó a ser intensa desde que en 1934 decidió dedicarse con plenitud a la política. Alejandro fue un joven almeriense que destacó en los estudios y que en los años treinta se marchó a Madrid para matricularse en la facultad de Filosofía y Letras. En esos años cursó estudios también en la Escuela de Periodismo y destacó como redactor en el periódico almeriense de La Independencia, de clara vocación católica.

A comienzos de 1934, después de mantener varias reuniones con José Antonio Primo de Rivera, regresó a Almería con una única intención: fundar en nuestra ciudad ‘Falange Española de las JONS’. Entre los meses de enero y febrero redactó los estatutos de la asociación y antes de que llegara el verano los presentó ante el Gobierno civil. Cuál fue su sorpresa que unas semanas después le comunicaron que la primera autoridad de la provincia había tomado la decisión de echar atrás el partido argumentando que los estatutos podían ser delictivos. 

A pesar del mazazo que supuso la suspensión, Alejandro Salazar siguió adelante con su proyecto, hasta que por fin, el jueves seis de septiembre de 1934, ‘F.E. de las JONS’ quedó organizada legalmente y reconocida su personalidad jurídica. Inmediatamente se puso a trabajar para darle consistencia a este nuevo partido, rodeándose de amigos que comulgaban con sus mismas ideas. 

Alejandro Salazar fue el primer jefe nacional del Sindicato Español Universitario, organización estudiantil que nació en el seno de Falange, y que él mismo se encargó de organizar unos meses después en Almería junto a figuras importantes de la tradición derechista local como eran Leopoldo Valverde Díaz, Francisco Esteban Valcarcel y Francisco Pérez Manzuco. Formaron un equipo compacto que se dedicó a recorrer los pueblos de la provincia llevando las ideas falangistas a aldeas donde era difícil llegar en coche. 

Sus múltiples ocupaciones tanto profesionales como políticas lo obligaban a pasar largas temporadas en Madrid. Allí estaba cuando empezó el Alzamiento del 18 de julio de 1936, y allí fue detenido unos días después, antes de que pudiera ponerse a salvo en la zona nacional. Formó parte del grupo de presos que fue conducido a Paracuellos del Jarama, donde fue fusilado en el otoño de 1936.

Su muerte en plena juventud y la forma de ejecución lo convirtieron en un mito para las autoridades falangistas, que nada más terminar la guerra civil lo ascendieron al olimpo de los mártires. La primera centuria de Falange que se fundó en Almería en abril de 1939 llevó el nombre de Alejandro Salazar Salvador.