El colmo de un ladrón: entrar por error en casa de dos policías para robar

Un golpe de suerte llevó a que los agentes desbarataran los planes de robo en su domicilio

Los hermanos Ruben y Alejandro Góngora en la Comisaría de Almería.
Los hermanos Ruben y Alejandro Góngora en la Comisaría de Almería. Víctor Navarro
Víctor Navarro
21:47 • 06 sept. 2024 / actualizado a las 22:03 • 06 sept. 2024
“¡Policía! ¿Qué haces aquí!?”. Guiado más por su instinto policial que por el asombro del momento, Alejandro Góngora, agente de la Policía Nacional en la Comisaría de Almería, lanzó estas palabras al desconocido que sorprendió ‘in fraganti’ dentro de su casa familiar, en lo que parecía un claro intento de robo. “Al llegar a casa, encontré la puerta del jardín abierta y el marco de la principal dañado”, explica Alejandro. Estas señales fueron suficientes para que, con 15 años de servicio, intuyera que algo estaba ocurriendo dentro.

En el día de ayer, tanto Alejandro como su hermano Rubén, inspector de la Policía Nacional, se presentaron en el Juzgado de lo Penal 1 como acusación particular para relatar su experiencia en lo que, incluso para la Inteligencia Artificial, podría describirse como “el colmo de un ladrón”: robar en casa de un policía. O, en este caso, en la de dos.

"Se escurría, era difícil de controlar"
Un golpe de suerte y un error de cálculo llevaron a que estos policías desbarataran los presuntos planes del hombre que irrumpió en su casa en Los Escullos. Tras un desayuno familiar en un restaurante de la zona, Alejandro decidió adelantarse para sacar a los perros, mientras su pareja, su hermano y su cuñada terminaban de pagar y preparaban a las niñas —una de 9 años y otra de apenas unos meses— para salir. “Se encontró a un hombre sin camiseta saliendo de su habitación”, relata Rubén para LA VOZ.

“Imagínate la situación”. Alejandro, posicionado entre el intruso y la única vía de escape, mantuvo la calma mientras el desconocido trataba de justificarse. “He venido a cargar el móvil”, masculló el hombre. Pero su excusa no engañó al agente. En un momento de tensión, el intruso metió la mano en el bolsillo, lo que llevó a Alejandro a reaccionar rápidamente. Tras abalanzarse sobre él, logró reducirlo y, más tarde, constató que lo que intentaba sacar era una navaja que cayó al suelo. Mientras descendían juntos hacia la planta baja, llegó Rubén con el resto de la familia.

En ese momento, el hombre intentó liberarse de la sujeción de Alejandro. “Cuando entré en casa, escuché a mi hermano gritar mi nombre”, recuerda Rubén, dando comienzo a un forcejeo en el que el hombre, sudado y sin camiseta, complicaba su reducción. “Se escurría, lo hacía difícil de controlar”.

La intrusión en su hogar les provocó una tensión emocional inesperada
Desde una perspectiva más fría, Rubén Góngora concluye que tanto el intruso que entró en su casa como su cómplice, que esperaba fuera, los habían confundido con turistas. “Nos tenían estudiados”, asegura. “El día anterior salimos a comer y volvimos a casa alrededor de las 18:00 horas. Seguramente pensaron que esa era nuestra rutina”. Según fuentes policiales, al menos uno de los dos detenidos es un viejo conocido en la zona de  Níjar, y con su trabajo conjunto ambos sujetos habrían presuntamente ‘hecho su agosto’ entre Las Negras y San José. Ruben y Alejandro explican que días previos al allanamiento de su casa fueron vistos en un hostal de Los Escullos pidiendo alojamiento, algo que les fue denegado por la gerencia del establecimiento.

Este intento de robo se produjo la sustracción del coche de uno de los policías, que solía estar aparcado en en las cercanías de la casa, por el individuo que al parecer hacía de vigía. Tras poner en conocimiento de Policía Local de Níjar y Guardia Civil, hombre y vehículo fueron localizados en Campohermoso, tras un dispositivo de vigilancia que se extendió hasta el barrio de El Puche en la capital. Cuando la Policía Local de Níjar, en lo que ambos policías nacionales, describieron como una "intervención impecable", localizó el coche robado, el compinche del hombre retenido por casi una hora en el domicilio de los hermanos Góngora, se dio a la fuga entre invernaderos, siendo detenido poco tiempo después.

Ambos hermanos coinciden en que, a pesar de su experiencia y entrenamiento policial, la intrusión en su hogar les provocó una tensión emocional inesperada. Alejandro y Rubén Góngora, profesionales de la seguridad, admiten que incluso para ellos, el enfrentarse a un intruso en su propia casa generó nerviosismo. “Somos expertos en seguridad, estamos entrenados para actuar de manera aséptica en estas situaciones, pero entendemos la sensación que puede experimentar una persona normal al encontrar a alguien en su casa a plena luz”.

Los agentes advierten que, en situaciones similares, lo más prudente es evitar entrar en el domicilio y, en su lugar, contactar inmediatamente con las autoridades. Si el encuentro es inevitable, es crucial no bloquear la vía de escape del intruso. ·El ladrón no pretende hacer daño, sólo busca la salida" Advierte Ruben, quien compara esta situación con la actitud agresiva de un jabalí que se ve acorralado ante el peligro. Además, recomiendan recopilar la mayor cantidad de información posible para proporcionar una descripción detallada del sospechoso, incluyendo detalles como tatuajes, cicatrices o características de la vestimenta.










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