El arco de Braulio Moreno recibe al primer inquilino

Una gestora de concierto debuta en el céntrico espacio que acaba de reabrirse

José Romera y los certificadores con la acreditación.
José Romera y los certificadores con la acreditación. La Voz
Manuel León
20:02 • 02 dic. 2024

Siente la plaza, la compañía que gestiona los concierto musicales de la Plaza de Toros de Almería, propiedad de la familia Cuesta, ha arrendado el bajo comercial del nuevo edificio que se ha levantado junto al viejo arco de la calle Braulio Moreno. La oficina se ha diseñado siguiendo una estética vintage asemejando a la solería hidráulica y blanco nuclear en las paredes. Encima se han habilitado apartamentos para uso turístico.



El arco fue reabierto a finales del mes de octubre, tras más de tres años de rehabilitación que dejó en el camino un negocio de frutería que tuvo que cerrar al no se transitado. 



En su tiempo debió ser uno de los centros neurálgicos de Almería ese pasaje, rotulado antiguamente como calle del Emir, cuajada de figones y posadas marineras y con la cárcel al lado. Después se le cambió el nombre a Braulio Moreno, en honor a uno de los alcaldes más queridos de la ciudad, oriundo de Fiñana, quien remodeló el Paseo y fue nombrado Hermano Mayor de la Virgen del Mar.



Al lado estuvo durante años el bar del mismo nombre-El Arco- con un rótulo verde, que ha sido también derribado para hacer nuevas viviendas, donde se despachaban botellines y tapas del día y arriba aparecían restos de una vivienda deshabitada desde hace mucho tiempo, antes de acceder al Tropezón.



No presentaba un buen aspecto desde hace tiempo esa zona de Braulio Moreno, nadie quiso asumir la hazaña de rehabilitar ese espacio señero, a pesar de los carteles de venta clavados sobre la cal hasta hace poco, parecía más bien ese rincón como un barco recién cañoneado a la deriva, como un campo de batalla en Oriente Medio con las paredes demacradas y orinadas, un bolardo en el centro y cables eléctricos  de la época de El Chorro serpenteando como una buganvilla seca. Esas inmediaciones tuvieron hasta unas décadas algo de vida con una carnicería, una relojería, una oficina y el propio bar El Arco.



La zona ha cambiado totalmente de aspecto y pronto volverá ser habitado el nuevo edificio. 





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