Bajo la premisa de “hacer fácil lo sano”, un grupo de profesionales sanitarios del Distrito Almería se ha embarcado en un estudio para medir la relación entre el peso y los hábitos de vida saludables (comida sana y segura, y ejercicio físico) en 354 mujeres embarazadas, y la obesidad infantil. La pediatra Amparo Fernández es la investigadora principal de este proyecto que se puso en marcha en mayo pasado y se prolongará dos años.
Médicos y enfermeros de los centros de salud de Ciudad Jardín (incluye también Alborán), Virgen del Mar y Avenida del Mediterráneo-Torrecárdenas van a comparar la eficacia de un programa de intervención en dieta y ejercicio físico en 177 mujeres embarazadas frente a otro grupo de otras tantas gestantes a las que se les dará la información habitual de cuidados en la consulta de control del embarazo, explica Fernández.
Desde el inicio de la vida El objetivo es prevenir la obesidad infantil desde el inicio mismo de la vida, puesto que ya se ha demostrado que la obesidad genera obesidad.
En este sentido, el estudio controlará el peso que las gestantes van ganando a lo largo del embarazo y su relación con determinados hábitos de vida saludables como una alimentación sana y segura “alejada de dietas” y el ejercicio físico continuado. Eso sí, antes de iniciar las mediciones y los controles posteriores al parto, cada mujer es informada sobre el estudio y se valora sus hábitos desde el inicio.
Para Fernández, lejos de imponerse nada, sólo se informa. Y es que, está convencida de que seguir una dieta es lo más aconsejable. Sí que lo es, en su opinión, interiorizar unos hábitos de vida saludables que se adoptan como propios y se mantienen a lo largo de la vida.
En este estudio, además, se pretende comprobar cómo esos hábitos sanos influyen a la hora de reducir la obesidad y el sobrepeso no sólo en las madres, sino también en los hijos, que acabarán por adoptar, con el tiempo, los hábitos familiares.
Factores de riesgo Un problema, el de la obesidad y el sobrepeso, que está directamente relacionado con otros factores de riesgo como la diabetes, la infertilidad o, incluso, los abortos de repetición, por ejemplo.
Eso sí, con las conclusiones en la mano, se pretende relacionar la ganancia de peso con complicaciones en el parto, el peso del bebé y cualquier tipo de patología o problema tanto en la madre como el niño. “Es un objetivo a largo plazo, puesto que hay que seguir a los niños durante algún tiempo”, explica.
Tampoco se trata, con este trabajo, de juzgar. “Con el mayor respeto, dado que los hábitos de vida son difíciles de cambiar, se informa a las gestantes de qué es lo más conveniente y se dan algunas pautas”, señala esta pediatra que no es nueva en el campo de la investigación.
Responsable del Plan de Obesidad Infantil en el Distrito Almería de Atención Primaria, Fernández ha desarrollado otros estudios sobre lactancia materna y obesidad.
En este caso, tanto ella como la enfermera Ana Callejón, pensaron en incidir en las mujeres embarazadas no sólo para desarrollar una prevención primaria de la obesidad, sino que también para aprovechar la receptividad que tienen estas mujeres por lo sano. “Todas quieren cuidarse no sólo por su propio bien, sino por el de su hijo”, dice Fernández, que reconoce cómo mucha de la información que se da en los talleres de intervención no es nueva para las gestantes.
Sí que les sorprenden determinados aspectos relacionados más con la seguridad alimentaria durante el embarazo que con l
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