Estuvo el pasado jueves en Almería para proyectar la obra de teatro Los Herederos, que aborda la dinámica del relevo generacional. El teatro, para él, muestra lo que ocurre en la trastienda de estas empresas.
¿Qué se entiende por empresa familiar?
Para nosotros en la Asociación y en el Instituto de Empresa Familiar es una empresa en la que una o más familias tienen una parte importante del accionariado, puede ser menos del 51%, y controlan la gestión estratégica a través de un órgano de gobierno que se llama consejo de administración, donde ellos tienen el núcleo duro de control; y, además, le pedimos una cosa adicional, que es un sueño de futuro compartido. Es decir, que los hermanos, herederos futuros e, incluso los nietos, piensen que juntos valen más que separados, que tiene sentido aportar la unidad al proyecto en cuanto a continuidad.
¿Qué proporción de las empresas que hay en activo son familiares?
La estimación que baraja el Instituto de Empresa Familiar y que hemos compartido con la Junta de Andalucía cuando hemos hablado con ellos de temas de impuestos, es que en España el 70% de las empresas o del PIB son de las empresas familiares. Estamos hablando de la columna vertebral de la economía de este país, de los primeros creadores de empleo en España y empresas de todos los tamaños.
¿Maneja datos sobre Almería?
De Almería no hay datos específicos, pero hay un sector cooperativo muy importante y los cooperativistas socios son empresarios familiares. Si descontamos las cooperativas les estamos haciendo un flaco favor. La cooperativa es una forma de trabajar, una forma de vender y de comprar más adecuadamente, pero en última instancia los dueños de las parcelas y los socios son empresa familiar. No creo que Almería esté por debajo de la media de Andalucía.
¿Cómo ha tocado la crisis a la empresa familiar?
Eso depende de dos cosas, del tipo de sector y del tamaño de la empresa. El sector inmobiliario, contrucción y automovilístico han sido los más dañados. Si la empresa tiene un tamaño grande, está internacionalizada y tiene otros mercados que no son estrictamente el español o Europa, pues seguramente haya capeado la crisis de las dos maneras. No hay ninguna empresa ahora mismo a la que la crisis no haya obligado a una reconversión mental y empresarial en su manera de funcionar. Lo importante es que esa reconversión se ha producido, se ha metabolizado, y las empresas que salgan airosas de esto saldrán incluso fortalecidas.
¿El acceso a fuentes de financiación es ahora el mayor de los problemas?
Disponer de liquidez ha sido desde septiembre de 2008 un problema, pero depende del modelo de negocio. Las empresas familiares que yo conozco han hecho auténticas labores épicas, aportando garantías personales, entre otros, para poder acceder a financiación para sus empresas. Es una asignatura pendiente para las pymes y para las familias. De hecho el consumo repuntará cuando no haya solo confianza sino algo de liquidez en el sistema.
¿Qué piden las empresas familiares para que les sea más fácil la subsistencia?
En términos macroeconómicos quedan algunas asignaturas pendientes. La macroeconomía parece que está mejorando algo en Europa y en España, y eso tiene que llegar todavía a la economía real, a las empresas medianas, pequeñas y muy pequeñas y también al consumidor. Eso no se está produciendo aunque hay buenos indicadores. En segundo lugar que
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