Aportación de Almería al desarrollo de Barcelona

La emigración a la capital condal

La Voz de Almería
13:54 • 12 abr. 2014

Los primeros emigrantes andaluces que llegaron a Cataluña fueron almerienses y de los casi el millón que poblaba las tierras catalanas en los años sesenta la mayoría había nacido en Almería, les seguían los nacidos en Cádiz, Granada, Jaén, Málaga, Córdoba, Sevilla y Huelva. Esta población emigrante se concentraba mayoritariamente en el área metropolitana de Barcelona alcanzando, en el año 1970, unas cifras superiores al 42% del total de la población emigrante procedente de toda la geografía española.


Cien años


Ha transcurrido un siglo desde aquellas primeras oleadas de almerienses hacia Barcelona huyendo del hambre que se vivía en los pueblos de la provincia, ocasionada por el hundimiento de sus dos fuentes de riqueza: la minería, y el cultivo de la uva del barco. La Primera Guerra Mundial fue desastrosa para la economía almeriense.




A pesar de la importancia de aquella primera fase migratoria, aun estábamos lejos de alcanzar las cifras de emigración que esta tierra alcanzó unas décadas más tarde, entre los años cuarenta y setenta.


Si la Primer Gran Guerra nos dejó una economía hundida, la Guerra Civil de 1936 nos dejaba un panorama desolador. Una provincia en la que el hambre, las enfermedades y la carencia más absoluta de cualquier bien de consumo fueron el denominador común de todos los pueblos almerienses, y, como resultado: una potente corriente migratoria que encontraría en las ciudades españolas más industrializadas la salida a tan crítica situación, y, entre ellas, Barcelona, la denominada “novena provincia andaluza”. En el año 1966, más de 130.000 almerienses habían elegido esta provincia catalana como espacio donde iniciar una nueva vida. Sírvannos estas cifras para captar la magnitud del fenómeno migratorio. En este año 1966, Hospitalet con 200.000 habitantes tenía censados 30.000 almerienses; Tarrasa y Sabadell contaban con 10.000 almerienses cada una y Granollers superaba ampliamente  los 4.000.




El 34% del censo


Las cifras son realmente impresionantes si consideramos que esos 130.000 almerienses suponían el 34% de la cifra que el Censo de población del año 1970 recogía para la provincia  de Almería.
Este movimiento de población supuso un doble beneficio. Beneficio para los lugares de origen por las posibilidades de mejora económica y promoción social que Barcelona ofrecía a los recién llegados.  A ello se unía la obtención de una serie de recursos adicionales provenientes de las sumas de dinero que los emigrantes mandaban y que contribuyeron a mejorar notablemente los pueblos de origen. También, y lo que no es menos importante, esta emigración vino a reducir la presión social vivida en estos pueblos por la acuciante falta de trabajo  y por las altas tasas de paro.




Mano de obra


Paralelamente, el beneficio para el lugar de acogida -en este caso Barcelona- quedaba patente al favorecer la obtención de una mano de obra indispensable para el desarrollo de su amplio tejido industrial. La provincia de Almería contribuyó notablemente al incremento de la producción industrial catalana y con ello al alza de su nivel de vida. Así mismo, esta emigración almeriense constituida mayoritariamente por población joven, vino a mejorar notablemente las cifras de población de Cataluña.


La natalidad


Barcelona, lo mismo que las restantes provincias catalanas, ofrecían en estas fechas una tasa de natalidad que ocupaba uno de los últimos lugares de España. Fue precisam


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