Carmen Pinteño: “La Virgen del Mar es uno de los pilares de mi vida”

La pintora ha sido la encargada de pregonar a la Virgen del Mar en la víspera de esta Feria que ya terminó

La pintora Carmen Pinteño.
La pintora Carmen Pinteño.
Alfredo Casas
01:00 • 31 ago. 2014

En el día después de la onomástica de la Patrona, en el día en el que la Virgen del Mar recorre las calles de la ciudad una vez terminada oficialmente la Feria, recuerdo una conversación mantenida con una mujer entrañable, una mujer que pertenece a lo que los literatos llaman la generación de la postguerra. Carmen Pinteño es una almeriense encantadora que tuvo la suerte de pregonar a la Virgen el pasado día 22. 




Pregonera
Hablamos del pregón y del honor que suponía ser la encargada de redactarlo y leerlo, y precisamente eso, lo de leerlo no lo llevó muy bien. “Lo de hablar en público me pone muy mala, hablar no es lo mío, como dicen todos los que pintan, lo mío es pintar, el público y el estrellato me parecen fuera de contexto”, argumenta Carmen Pinteño ruborizada. Eso sí, decía haber sido un honor increíble para ella y estar aún halagadísima por el encargo, aunque el susto aún lo llevara en el cuerpo. Fue un pregón, como ella misma afirmaba, que “no siguió la línea de pregones anteriores, procuré que no fuera muy largo para que la gente no se aburriera y para evitar problemas con mi garganta, además considero que los pregones deben ser breves”.




“La gente de Almería, si no queremos a la Virgen ¿a dónde vamos?”, dice Carmen. Y es que su relación con la Patrona es una relación muy directa. “Piensa que yo me he criado entre la plazuela de Santo Domingo, la Escuela de Artes, donde hice mi bachillerato, el colegio El Milagro, donde hice la Primera Comunión y viví en la esquina de la calle Real”. Evidentemente, con esas coordenadas tenía todas las papeletas para ser una devota de las Virgen del Mar. “Era una época, los años cincuenta,  en la que en Almería existía la costumbre de cuando se salía a la calle, lo primero que se hacía era ir a rezarle una salve a la Virgen. Después ya cada uno hacía sus tareas del día”, explica Carmen.




“No soy una beata”
Carmen afirma que tienen unos pilares que le sostienen, “he tenido que ir cambiando conforme ha ido cambiando la vida, pero mis pilares siguen ahí y la Virgen del Mar es uno de ellos”. Eso sí, no confundamos los términos, que no ella no es beata. “No te creas que yo soy muy beata, como todo hijo de vecino tengo mis dudas existenciales, pero la Virgen me reconforta y me hace bien”, detalla la pintora.




Evidentemente para una pintora, la Virgen del Mar también es un buen motivo para un cuadro, aunque sólo la ha pintado una vez. “Maternidades sí que he pintado algunas pero a mí no me gusta repetir un tema , una vez que he hecho una imagen y la he explorado, ya esa imagen ha perdido la emoción y el interés”.




Aquellas ferias
Después de mucho hablar de la Virgen, hablamos del tema de la semana, la Feria, y recuerda “los columpios que ponían en la Plaza Circular, la noria.  A mí no me daban dinero para montarme en ella pero los chiquillos del barrio nos íbamos a los pies de la noria y nos metían de contrapeso, ¡me encantaba!”. Carmen también recuerda la Feria en el Parque. Almería tenía entonces otro aire festivo que le encantaba. “Desde mi casa veía todos los cacharricos de colores. Me gustaba mucho bailar en la Caseta Municipal, yo era muy bailonga”.






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