Acaba de cumplir los 22 años, pero con sólo 21, María del Mar Pérez Pérez se convertía en junio pasado en la persona más joven que accedía, por oposición, a trabajar en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra, Suiza. Hija de almerienses, esta experta en derecho internacional nacida en Terrassa (Barcelona), sueña con Almería mientras elabora informes sobre los conflictos internacionales que llenan de imágenes y sonido los informativos de televisión y radio, y de crónicas las páginas de diarios.
Desde siempre ha veraneado en Almería, “en el Hotel Costasol, donde ya mis padres pasaron su luna de miel”, recuerda.
Veranos en Almería
Este verano se ha quedado con las ganas y la culpa la ha tenido su brillante expediente académico, en el que además de títulos universitarios, deja patente su manejo del idioma: “Hablo castellano, catalán, inglés, francés, alemán e italiano; y actualmente estudio portugués”, dice esta joven que fue admitida en la Universidad de Berkeley en California, pero que “cambió” por la Universidad de Friburgo en Suiza, donde estudió una doble licenciatura de Derecho.
“Estados Unidos estaba lejos y suponía un gasto económico demasiado elevado”, comenta esta almeriense de corazón, que ha pasado también por la Europa International School de San Cugat, en Barcelona, y por la Universidad de la Sorbona, en París.
Y siempre pensando en Almería, asegura. No en vano, desde bien pequeña, su ilusión ha sido residir en la cuna de sus padres. Su padre, Enrique Pérez, nació en Serón, estudió y vivió en Almería hasta que, por trabajo, se trasladó a Terrassa, donde se casó con una catalana, “hija también de almerienses”.
La pasión por su tierra la lleva, a gala, en su nombre, “escogido en honor a la Virgen del Mar”, y en todas sus conversaciones relacionadas con Almería. “De Almería lo recuerdo todo, absolutamente todo, con cariño”.
La primera vez que compró pan ella sola fue en la Panadería Nuestra Señora de los Remedios (“para mí panadería Salva”) de Serón, donde pidió una barra “de metro, en lugar de un cuarto”. La frutería, la cafetería Yélamos, las fiestas patronales de Serón, los días en Mojácar, Carboneras y las excursiones por Calar Alto, además de la Feria de Almería capital han llenado los veranos de su infancia y hoy sus recuerdos.
Volver a Almería
“Mi primera bicicleta se compró en Almería. En la calle Granada, y todavía recuerdo el calvario que supuso meterla en el coche para llevarla a Barcelona”, relata María del Mar Pérez, que, después de cada mes de vacaciones en Almería se pasaba todo el camino de vuelta repitiendo la misma frase: “Papá da la vuelta”.
Y con Almería en el pensamiento camina ahora a diario por las calles de Ginebra donde se desenvuelve en inglés y francés, además de, por trabajo, en español, alemán o italiano. En la sede de la ONU, participa en la resolución de conflictos entre países en el marco del Salón Español, “una estancia que recibe este nombre porque todos sus muros están pintados por el pintor español Vela Zanetti”, dice cuando se van a cumplir apenas dos meses y medio de su acceso a este organismo internacional.
Una entidad a la que accedió después de superar las pruebas oportunas, a las que una de sus profesoras de Derecho Internacional de la Universidad de Friburgo, animó a presentarse. El resto, lo ha hecho ella sola.
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