El cargadero de mineral nuevo, conocido como el Cable Francés, ve alejarse los augurios que lo señalaban como víctima de la picota. La vieja estructura que se adentra en el mar puede finalmente salvarse de una demolición apuntada hace cuatro años gracias a los planes que le harían albergar un restaurante.
El interés es patente y ya son varias las empresas que han hecho llegar a la Autoridad Portuaria su disposición a construir sobre el cargadero un establecimiento que reuniría el atractivo de disponer de una buena oferta gastronómica con el de degustarla sobre el mar, batido por las olas.
Las ofertas
Las empresas del sector de la restauración que se han interesado por desarrollar ese proyecto no son sólo almerienses, aunque estas son mayoría. Las hay también llegadas desde otros puntos del territorio nacional, sobre todo de Andalucía y del levante Todas ellas consideran que se trata de una ubicación con un atractivo especial para los posibles clientes, y varias han manifestado su intención de ofertar una amplia carta con predominio del pescado.
A la vista de las ofertas, la Autoridad Portuaria ha dejado en suspenso el plan para la demolición del Cable Francés, un plan que se anuncio en el año 2010 para liberar la zona de esta estructura sin uso desde el cierre de las minas de Alquife y dar cabida a la ampliación del puerto deportivo del Club de Mar.
El desencuentro
El Cable Francés fue la consecuencia de las pésimas relaciones de dos empresas británicas que explotaban mineral de hierro en la zona de Alquife. The Alquife Mines llevaba varios años trabajando y había construido el Cable Francés, mientras que la Bairds Mining llegó sobre 1915 y no encontró colaboración alguna por parte de la primera.
Tan grande fue el enfrentamiento que la Bairds Mining tuvo que construirse un ramal de ferrocarril distinto al que la Alquife Mines utilizaba en La Calahorra. Tampoco hubo acuerdo en el cargadero, de forma que la nueva empresa construyó el suyo a 650 metros de donde estaba situado el Cable Inglés.
Nuevo nombre
El nombre de Cable Francés se acuñó en el año 1929 cuando la empresa fue adquirida por la Compañía Andaluza de Minas, de capital mayoritariamente francés, que sería la titular de la explotación minera hasta el cierre de operaciones en el año 1997. Un año antes se realizaron los últimos envíos de mineral de hierro a través del cargadero almeriense.
La historia del Cable Francés está íntimamente relacionada con la ciudad ya que durante décadas la carga se realizaba sin protección alguna, dejando escapar nubes de polvo rojo que tiñeron las casas de Ciudad Jardín y otros barrios próximos. La presión vecinal obligó a la Compañía Andaluza de Minas a construir un nuevo sistema de carga; fue el nacimiento de la superestructura bautizada por los almerienses como el Toblerone.
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