Comunicar cada paso a la ciudadanía, responder con una política europea común en caso de crisis de salud pública o explicar la vigilancia necesaria sobre una vacuna cuyo proceso se ha acelerado por la propia urgencia de la situación son sólo algunas de las reflexiones recogidas en el libro Qué pasó con la gripe A, que esta tarde presenta José Martínez Olmos en el Colegio de Médicos de Almería.
Las reflexiones de hasta cuarenta personas, entre políticos, sanitarios, periodistas o miembros de sindicatos, sobre la gestión de la crisis de salud pública en 2009 nutren una publicación que este médico, secretario general de Sanidad en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y hoy portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, presenta como una revisión para “aprender” de cara al futuro. Su diagnóstico de la situación entonces, puede trasladarse, en parte, a la actual crisis de salud pública originada por el virus ébola.
El libro se ha planteado, explica, como una revisión de la gestión de lo que fue un problema de salud pública que preocupó, y mucho, a la opinión pública, a los profesionales sanitarios y también a los gobiernos de toda la Unión Europea. “Se hicieron muchas cosas bien, y es bueno saber qué se puede hacer mejor”.
Así lo señala Martínez Olmos, que, entre lo aprendido en 2009 destaca el papel de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este organismo, dice, ha de jugar un papel importante en este tipo de crisis. Hace 5 años, la organización “se precipitó a la hora de comunicar una crisis sanitaria de la que muchos gobiernos se enteraron por los medios de comunicación”.
La comunicación Respecto a la comunicación y gestión de la información en estos casos, Martínez Olmos considera que el Ministerio de Sanidad de Trinidad Jiménez acertó con una política abierta de comunicación. “Se comunicó todo lo que se sabía desde el minuto uno”, recuerda este experto, que ve en esta situación una de las principales diferencias entre la crisis de 2009 y la actual del ébola.
“Aquí ha habido falta de comunicación y cuando el Gobierno ha querido reaccionar, ha ido ya a contrapelo”, asegura este especialista en Salud Pública, que ve una diferencia tremenda entre los primeros momentos de esta crisis del ébola y desde que los sanitarios y organizaciones científicas se pusieron en primera línea de comunicación.
De hecho, en el libro una de las reflexiones de periodistas y también la suya propia a este respecto, hace alusión a la importancia de una comunicación fluida con la ciudadanía, basada siempre en la evidencia científica. Y si en 2009 se aprendió a comunicar para evitar alarmismo, entonces, también se sacaron otras conclusiones positivas, recoge Martínez Olmos.
Un médico que no sólo se refiere a lo aprendido en España, donde, dice, se logró un consenso con las Comunidades Autónomas y los grupos parlamentarios a la hora de crear una estrategia de actuación, sino que hace también alusión a Europa. A nivel de la Unión Europea, se echó en falta una política común que diera coherencia a la respuesta de las sociedades científicas. “España adquirió vacunas para el 20% de la población, siguiendo recomendaciones de las organizaciones científicas, pero hubo países que lo hicieron para el cien por cien, lo que llevó a cierta confusión”, insiste.
Evidencia científica Eso sí, ahora se sabe que “los recortes en Salud pasan factura. Se ha visto con el desmantelamiento del Hospital Carlos III”, y también que conviene seguir los consejos de la OMS y las organizaciones científicas, y alejarse de posturas alarmistas que se dejan llevar por el miedo. “En 2009 se planteó incluso el cierre de escuelas y centros de trabajo”
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