Almería crece suave, pero crece al fin. Tras un trienio de números rojos en la cuenta de resultados, la provincia del Indalo, con humildad, sin lanzar las campanas al vuelo (porque no se puede festejar nada con 126.000 parados), vuelve a posicionarse en pista de despegue con un crecimiento del PIB del 1,3%, según los últimos datos de Analistas Económicos de Andalucía.
Quizá esta lluvia de buenas nuevas de la actividad económica necesite de meses aún por delante para que empape bien en las economías domésticas de los hogares provinciales, desde Pulpí hasta Adra.
Pero, al menos, por fin, se ven destellos contantes y sonantes de recuperación macroeconómica. Almería, a pesar de que se mantiene en una óptima tasa del 80% con respecto a la Renta española, la mayor de Andalucía junto con Sevilla, crecerá una décima menos que el PIB andaluz (1,4) y las previsiones son que, en 2015, se acerque a los dos dígitos. Poca chicha aún para saciar tanta carestía amasada durante el último lustro.
El secretario general de Economía de la Junta de Andalucía, Gaspar Llanes, reconoce que para que una economía pite con brío debe crecer por encima del 3%.
Entre los sectores que más han tirado del carro en el año que ahora fenece se encuentra el turismo.
La demanda hotelera ha mostrado un comportamiento positivo, creciendo tanto el número de viajeros como las pernoctaciones en establecimientos hoteleros sobre todo nacionales, ya que los extranjeros han pegado una leve espantada. El pasado verano se marcó un nuevo récord con la llegada de 906.300 turistas, el 2,7% más. El viajero que llega a Almería registra una estancia media de diez días y gasta 55 euros diarios.
Bendito turista
Por lo que respecta a la oferta, el incremento del número de establecimientos hoteleros abiertos no ha llevado aparejado un aumento de las plazas, aunque sí se ha incrementado el personal empleado en un 3,8%.
En la estacionalidad del trabajo agrícola radica también la razón de esos dientes de sierra que luce la tasa de actividad de Almería, con un 62%. La tasa de paro es la gran vergüenza de la economía almeriense, con un 37%, superior a la media española (23%) y a la andaluza (35%).
Economía sumergida
En números enteros son 126.600 los almerienses que no tienen trabajo, con una intuición, más cierta que dudosa, de que la economía sumergida, en un mercado laboral no contabilizado, hace su agosto entre idas y vueltas por El Cañarete.
Las exportaciones hortofrutícolas siguen siendo el principal negocio de la provincia: casi dos de cada tres almerienses está relacionado directa o indirectamente con el invernadero.
En Almería hay 17.000 explotaciones agrícolas que generan empleo para 90.000 personas más cerca de 20.000 empleados, mujeres principalmente, que hacen la confección y manipulación en los almacenes.
Con esta economía basada en turismo y agricultura intensiva, el contrato fijo discontinuo es campo abonado.
En la última campaña se comercializaron en la provincia 3,1 millones de toneladas de frutas y hortalizas, un récord histórico y un 70% salió para Europa. El campo almeriense facturó, por ello, 1.536 millones de euros, un 2,9% menos. El gran drama sigue estando ahí: la incertidumbre de los precios.
El mármol y la venta de coches inflan también velas
La vela latina de la economía almeriense ha encontrado también nuevos aliados en 2014, que andaban perdidos en la maraña de la recesión: las empresas de la piedra de Los Filabres han consolidado un aseado crecimiento del 4% con 545 millones de facturación y un gigante como Cosentino -con su nuevo emporio Dekton- sumando más empleo y pedidos de todas partes del mundo. La mitad de la cifra de negocio del clúster de Macael procede de las ventas exteriores.
Otro de los sectores en franca recuperación es el de los concesionarios de automóviles, que ha consolidado su recuperación a lo largo de 2014, hasta rozar a final de año las 8.000 unidades matriculadas, lejos, sin embargo, de los 20.000 coches que llegaron a venderse en 2006 y 2007.
25.000 pisos vacíos La venta de vehículos ha creado a lo largo del ejercicio que termina varios centenares de puestos de trabajo activado por las nuevas versiones del Plan Pive del Ministerio de Industria para la modernización del parque automovilístico. Algunos indicadores relacionados con la actividad inmobiliaria han seguido mostrando un tono bajo, con poca activación de las compraventas como del número de hipotecas.
En términos interanuales, se ha prolongado la caída de los precios de la vivienda libre y hay aún un parque de 25.000 viviendas sin vender y un ratio dramático, casi el triple que la media regional.
Más dinero en el banco Los créditos al sector privado hasta el segundo trimestre del año sumaron 19.600 millones, el 2,3% menos, y también cayeron un 23% las hipotecas para viviendas.
Los depósitos bancarios, el dinero que los almerienses tienen en los bancos en cuentas corrientes, sumaban hasta noviembre 8.627 millones, el 2% más que el año anterior.
Los impagos en el comercio bajaron un 12%, señal también de recuperación. Todo lo contrario que la creación de nuevas empresas, que viró a tasa negativa del 4,6%.
El saldo comercial se redujo un 24% por el incremento de las importaciones y el crecimiento más moderado de las exportaciones.
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