Los trabajos en beneficio de la comunidad (TBC) ganan terreno como alternativa a las condenas de prisión en delitos menores. Las ventajas de un sistema que combina el castigo, la reparación del daño y la pedagogía seduce cada vez más a los jueces, que optan por esta solución en sus sentencias.
Más de 1.200 personas cambiaron sus condenas de cárcel por trabajos comunitarios en la provincia de Almería durante el año 2014, una cifra similar a la registrada por Instituciones Penitenciarias en el ejercicio anterior.
Se trata, en su mayoría, de ciudadanos sancionados por juzgados almerienses que en sus sentencias tenían la posibilidad de esquivar la cárcel a cambio de su dedicación a servicios para su sociedad. “Cumple una finalidad restitutiva a la vez que ejemplarizante e integradora”, según Prisiones.
Los TBC se aplican siempre a infracciones penales leves, nunca a delitos de sangre o similares. Se gestionan desde el centro penitenciario El Acebuche, aunque los afectados no pasan por sus celdas salvo contadas excepciones (casos en los que cumplen prisión por un delito y trabajos comunitarios por otro).
Además, son siempre voluntarios, porque en España no existe la figura de los “trabajos forzados”. Por tanto, se tienen que dar las condiciones de un delito menor, la decisión del juez de abrir la ventana de la conmutación de la pena y la voluntad del afectado. Sólo en el año 2013 se dio luz verde a 93.000 ejecutorias de TBC en el país.
La mitad, tráfico
Funcionan de forma fluida particularmente en asuntos vinculados a la seguridad vial y la violencia de género, donde Instituciones Penitenciarias impulsó programas específicos, a menudo en colaboración con ONGs.
En Almería, según datos oficiales, los trabajos comunitarios por penas de tráfico supusieron la mitad de todas las ejecutadas en 2014, mientras la violencia de género desarrolló el 27 por ciento de las 1.200 mencionadas.
En el primer bloque, los TBC se combinan con talleres sobre alcohol, drogas, conducción temeraria o velocidad. Se cuenta con la ventaja procesal del altísimo grado de “conformidades” durante los juicios, es decir, procesos en los que el acusado acepta la condena antes de la celebración de la vista oral.
Por otra parte, en materia de violencia doméstica y de género el análisis de los hechos y el contexto de la relación entre la víctima y el agresores es más exhaustiva. Los jueces buscan perfiles sin riesgo y sin reincidencia. El objetivo es castigar y reeducar sin atentar contra los derechos de la afectada. Por eso, se ofrecen TBC en infracciones como agresiones sin lesión y coacciones y amenazas leves.
En Almería se anotaron el año pasado más de 300 ejecutorias de prestaciones en beneficio de la comunidad de condenados por malos tratos. En España la cifra supera los 22.000 casos en 2013.
Prisiones asegura que los efectos son positivos y que se combate la “pasividad penal”, esto es, el penado participa de unas tareas para ‘pagar’ a la sociedad. “Se cumple la medida en libertad, evitando la ruptura con la vida familiar, laboral y social del penado”, alega Instituciones Penitenciarias.
Y, además “frente a otras sanciones penales, por ejemplo la multa, las personas que cumplen trabajos en beneficio de la comunidad no dependen de su capacidad económica”.
Limpieza, comedores sociales y mayores
Los trabajos en beneficio de la comunidad (TBC) están enfocados a la reparación del daño. Por eso se buscan tareas vinculadas a los delitos por los que losparticipantes fueron condenados, como fórmula para la reeducación. No obstante, el catálogo de soluciones es amplísimo gracias a los acuerdos suscritos por Instituciones Penitenciarias con organismos públicos (como ayuntamientos y diputaciones) y ONGs.
Los penados pueden colaborar con comedores sociales, apoyar a ancianos y discapacitados, realizar labores de limpieza, trabajar en el mantenimiento de espacios públicos o apoyar proyectos de asociaciones de inmigrantes. La lista es larga y siempre con misiones volcadas a la comunidad.
“No existe limitación alguna salvo la premisa de que la tarea ofertada sea un trabajo digno”, señala Prisiones. “Los trabajos en beneficio de la comunidad tendrán una finalidad de utilidad pública, y podrán consistir en labores de reparación de los daños causados o de apoyo y asistencia a las victima; o de participación del penado en los talleres o programas formativos o de reeducación, laborales, culturales, de educación vial, sexual y otros similares”.
En la provincia de Almería se han puesto en marcha en los últimos años proyectos de TBC con la Federación Almeriense de Asociaciones de Personas con Discapacidad (FAAM), Cruz Roja Española, Proyecto Hombre, Cáritas y en centros de mayores, entre otras entidades. También colaboran los servicios sociales comunitarios de varios ayuntamientos.
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