Voluntarios de Cruz Roja atienden a 1.530 sin techo al año

Voluntarios de Cruz Roja, vinculados a la Unidad de Emergencia Especial, han atendido en el último año en la provincia a 1.530 personas que viven en la calle. Casi mil, en la capital. Las cifras que hay detrás de cada una de estas historias humanas han ido creciendo desde el inicio de la crisis y hoy, las atenciones son el doble de las que se ofrecían hace cinco años.

Unas atenciones que, acompañadas siempre de una sonrisa reconfortante y de buenas palabras, son tabla de salvamento para muchos en estas noches frías de invierno.

Cada noche los voluntarios ‘visitan’ en Almería a una media de 100 o 110 personas que viven en cortijos abandonados, cajeros automáticos, en los soportales de viviendas o en sus vehículos. A todos se les proporciona información sobre la red de recursos públicos a su alcance y a todos se les ofrece “lo básico”. Desde un café con leche caliente y unas galletas a mantas, sacos de dormir y artículos para el aseo personal.

Y niños El perfil de la persona que duerme en la calle sigue siendo el de un varón (son más del doble que las mujeres), de mediana edad y con problemas asociados que van desde  una enfermedad mental a alcoholismo. El coordinador provincial de Cruz Roja Almería, Francisco Vicente, explica cómo, por vez primera, los voluntarios han empezado a atender a niños. “Son pocos, pero los hay”.

Entre los sin techo, los hay quienes viven en grupo, sobre todo en cortijos y chamizos abandonados como los de Vega de Acá, por ejemplo, y quienes prefieren la soledad de un cajero automático. Para atender a todos, al menos a los que se tiene localizados, la Unidad de Emergencia Especial tiene, en la capital, delimitadas dos rutas diferentes: La ruta interior (en la parte alta y los barrios más céntricos de la ciudad) y la ruta de la playa (barrio de El Zapillo, Nueva Almería y también Vega de Acá y La Goleta).

Buscar salidas Los voluntarios (un total de 368 vinculados a esta unidad de atención) procuran, siempre que pueden, derivar a los transeúntes al centro municipal de acogida (si lo hay y tiene capacidad) o a otras instituciones para que no tengan que dormir en la calle. Contactan con familiares y se les busca otras salidas. Eso sí, los hay que prefieren seguir durmiendo al raso, incluso en invierno.

La mayoría de los sin techo están hoy en la capital, aunque cerca de 500 se reparten entre diferentes localidades de la provincia. De hecho, Cruz Roja mantiene unidades de intervención en Adra, El Ejido y otros municipios más. Eso sí, cuando el pueblo es pequeño las posibilidades de acogida se multiplican.