En busca de las señas de identidad de la Feria de Almería

Cuatro almerienses reflexionan sobre si la semana grande de la capital conserva su idiosincrasia o se ha dejado ‘contaminar’ por las modas de otras citas andaluzas

Los gigantes y cabezudos de ayer por las calles de Almería.
Los gigantes y cabezudos de ayer por las calles de Almería.
Marta Rodríguez
23:09 • 23 ago. 2015

Tiene nuestra Feria señas de identidad? ¿Conserva rasgos que se remonten a una tradición antigua o, por el contrario, trata de emular a otras semanas grandes de Andalucía? ¿Pueden sonar en una misma caseta unas sevillanas y el Fandanguillo de Almería? ¿Y permanecer las banderitas rojiblancas junto a la de Blas Infante? O lo que es lo mismo, ¿es posible ver bailar a una joven vestida de flamenca con otra que luzca la indumentaria tradicional almeriense? 




En busca de respuestas para estas preguntas, LA VOZ ha consultado a cuatro almerienses de los pies a la cabeza: la novelista y arquitecto técnico Mar de los Ríos, el licenciado en Economía y Derecho que ha desempeñado diversos cargos en el sector público local y escritor Pedro Asensio,  el autor de la guía ‘Almería con otra mirada’ y presidente de la Asociación Acción por Almería, Jesús Muñoz, y el periodista de esta casa y cronista de la ciudad Eduardo del Pino Vicente.




A juicio de este último, a Almería le ha pasado con su Feria lo mismo que con su Semana Santa y su Carnaval: a fuerza de copiar otras fiestas y seguir las modas de turno, ha perdido sus señas de identidad. “Un ejemplo son los gigantes y cabezudos, muy habituales en los años 60 y 70 y que hoy, pese a mantenerse, no tienen nada que ver. Los de entonces formaban una gran comparsa que hizo el artista almeriense Robles Cabrera y estaban muy arraigados en la sociedad. Pero todo eso se perdió, como pasa aquí: cuando las cosas se hacen viejas, se tiran. Ahora los gigantes y cabezudos que desfilan por la ciudad vienen de una fábrica de Zaragoza y están repartidos por todos los pueblos de España”, apunta.




A esta tradición si no perdida sí desvirtuada, Mar de los Ríos añade otra: los juegos florales que se desarrollaban  entre finales del siglo XIX y principios del XX y que eran una especie de olimpiada poética oral. “También me gustaría escuchar más música clásica y tradicional por las calles y plazas en Feria de la mano de las bandas municipales de los pueblos y barrios de nuestra provincia, que las hay y muy buenas”, subraya.




El Recinto Ferial
Tal y como sostienen los entrevistados, los distintos cambios de recinto han contribuido a que la semana grande de Almería se aleje de sus raíces. “En el Puerto y el Parque Nicolás Salmerón se celebraban las Ferias más bonitas a las que he asistido de niña y joven; allí había una continuidad con la ciudad que no se ha vuelto a producir con las distintas ubicaciones. Almería necesita recuperar ese espacio”, expresa la novelista.




En este sentido, Jesús Muñoz considera que el Ferial de la Vega de Acá no termina de funcionar. “Los almerienses somos levantinos y nos gusta fusionar la diversión y  la calle, enlatarnos en un recinto únicamente ha conseguido que la ciudadanía lo vea como algo lejano y externo. Reconozco que veo muy complicada la recuperación de una Feria más almeriense y participativa, puesto que se debería comenzar reconociendo el fracaso del modelo actual y dudo que ningún político sea capaz de hacerlo”, valora.




Pedro Asensio va más allá y opina que la dualidad Feria de la Noche-Feria del Mediodía (“una copia de lo que inventaron en Málaga”) no ayuda. “Hay que reconducir la programación para que durante el día el centro de la ciudad se potencie en el ámbito artístico, folclórico y gastronómico, y hablo de cocina de calidad, no tapas cutres servidas en plástico. Esa imagen desbocada y a veces sórdida que ofrece la capital no es la Feria con mayúsculas que nos merecemos”, denuncia.




Soluciones
Además de señalar problemas, las fuentes consultadas proponen soluciones. Así, Muñoz explica que lo que necesita la Feria es mirarse a sí misma y estudiar cómo recuperar su esencia. “Aquí la administración local tiene una labor muy importante; hacen falta hechos y contundentes, un par de guiños no son suficientes para andar el camino perdido”.


“Como almeriense, miro hacia otras zonas de España  y aprecio que celebran sus fiestas destacando las costumbres y tradiciones autóctonas: las músicas que escuchaban y bailaban sus antepasados. La gente se viste (no se disfraza) como hacían varios siglos atrás: para testimoniar y honrar la cultura y las tradiciones  de su tierra. Eso es lo que quiero para mi Almería: no tenemos que copiar, sino recuperar lo que la historia y sus gentes nos han legado”, concluye Asensio.



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