“Ya somos una familia feliz”

Paqui Fuentes se ha convertido en la primera abuela en España que ha donado parte de su hígado a su nieto Juan José Alonso.

Los protagonistas, en el puerto de Carboneras.
Los protagonistas, en el puerto de Carboneras.
Simón Ruiz
23:10 • 18 oct. 2015

Dicen que el mundo está lleno de casualidades. De fechas señaladas en el calendario que a la postre quedan marcadas en la vida de una persona. En la vida de Juan José Alonso Figueroa, el pequeño de apenas un año que ha recibido un trasplante de hígado de su abuela Paqui Fuentes, ya hay varios días para marcar en rojo. O en azul, el color del globo que empuja mientras hablan su abuela y sus padres, Juan José Alonso y Sandra Figueroa, en su casa de Carboneras, para recordar todo lo qué ha pasado en este año.




“Lo que vemos ahora no tiene precio, no tiene color. Esto es lo más bonito que hay. Vemos a un niño sano. Antes no lo era. No parece un niño trasplantado ni un niño que estaba enfermo”, cuenta Paqui mientras enseña las señales que han dejado las dos operaciones quirúrgicas a las que ha sido sometido el pequeño. Una en Torrecárdenas para reconstruirle los conductos al intestino. Otra en el Hospital Universitario Reina Córdoba, para darle vida.




Lo que en principio parecía una ictericia que atacaba directamente al hígado y que obligó a una operación de cinco horas y a permanecer 13 días en la UCI de Torrecárdenas, se transformó después en la necesidad imperiosa de conseguir un trasplante de hígado para poder sobrevivir.




Primera operación  La primera alta hospitalaria en Almería la recibieron el 22 de diciembre de 2014. “Nos decían en el bar que les compráramos lotería de Navidad. Respondí que con darle el alta al niño ya nos había tocado”, recuerda Sandra Figueroa mientras el pequeño apura la papilla de frutas y no deja de empujar el globo.
A partir de entonces, las revisiones de Juan José eran continuas. “No mejoraba, pero tampoco empeoraba”. Con apenas 9 meses solo pesaba 5 kilos. Tuvieron que ponerle una sonda para poder alimentarlo. “Estaba en el barco y me llamaba Sandra llorando porque se había quitado la sonda. Tuvo que aprender a ponérsela”.




Pasaron meses y el 8 de junio de 2015, los cuatro abuelos y los padres fueron a Córdoba con el bebé. “Todo fue superrápido. Los médicos no esperaban que el niño estuviera tan mal. Tanto para que a partir de ese momento entrara en lista de espera para recibir un hígado”.




La decisión La primera opción fue la madre, “pero no era válida”. Tampoco el padre “por incompatibilidad de grupo sanguíneo”. Ni los hermanos de éste. “Nos queríamos venir a las fiestas de San Antonio. Los médicos nos dijeron que buscáramos entre familiares directos para ver quién podía ser el donante”. “En ese momento a mi madre se le encendió la luz. No tuvimos que hablar con mi hermano, que también era un posible donante”.




Paqui recuerda que terció en una conversación entre los médicos. “Entre ellos se hablaban y decían que no había tiempo que perder. No pensé en otra cosa y les pregunté si yo podía ser donante, a pesar de tener 55 años. Dijeron que lo iban a estudiar”.




No pasaron ni cinco minutos cuando “me llamó el doctor Jiménez”. “En su despacho estaba mi hija hecha un mar de lágrimas porque ya sabía que su hijo ya tenía donante. Sandra no esperaba que fuera su propia madre”.
“Lo más hermoso que he hecho en este mundo ha sido darle vida a mi nieto”, repite en cada entrevista Paqui. “Y lo haría un millón de veces más. En ningún momento sentí miedo. Lo tenía muy claro”. Y su hija apostilla. “Entró en el quirófano riéndose y salió riéndose”.


El 13 de junio, día de San Antonio, la familia regresa a Carboneras y festeja al patrón del pueblo. Apenas tienen dos días para rezarle al santo y regresar a Córdoba. Nada más llegar pusieron fecha a la operación: el 25 de junio, un día después de la onomástica de padre e hijo.


“Felicidades a todos los juanes, sobre todo a mis dos hombres que aunque estemos pasando por un mal momento ya quedan solo horas para empezar un nuevo camino … gracias a la abu lo vas a poder conseguir porque eres nuestro guerrero. Ganaste la primera batalla. Ahora tienes que demostrar que puedes con todo otra vez. Te quiero mi juanjito”, escribió Sandra en su perfil de Facebook ese 24 de junio.


La operación, el primer trasplante hepático de una abuela a su nieto en España, salió bien. “Querían hacer la operación antes de las vacaciones de verano. Nos  dijeron que iban a estar los mejores médicos”. Cinco días estuvo el pequeño en la UCI. Y al poco, un 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, patrona de pescadores como Juan José Alonso, se firma otra alta hospitalaria. Otra vez, otra fecha señalada en el calendario.


Desde entonces, los viajes a Córdoba y las revisiones han sido cada vez menos frecuentes. “No tenemos que volver a Córdoba hasta el 10 diciembre. Ahora está todo muy bien. Todo va perfecto”.


Pescador Cuenta el padre que el pequeño Juan José ya apunta maneras de pescador. Aún no ha pisado la arena de Los Barquicos o Los Cocones e irradia felicidad cuando ve la mar. En otra fecha reciente señalada, el pasado sábado, 17 de octubre, el niño vio de cerca por primera vez el barco de su padre, el ‘Alonso Cazorla’, amarrado en el puerto de Carboneras.


Allí se rodaron imágenes para un reportaje de ‘Informe Semanal’. Al acabar, LA VOZ pidió a todos los familiares una foto para recordar ese día. Poco tardaron en convencer al abuelo, Manuel Figueroa, para que posara junto a ellos. “¡Ya somos una familia feliz!”, exclama Paqui Fuentes, la abuela que ha dado de nuevo la vida a su nieto en un mundo lleno de casualidades y de fechas en el calendario que Juan José Alonso Figueroa nunca olvidará.
 



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