“No voy a permitir maniobras dilatorias”. El magistrado Rafael García Laraña escuchó las explicaciones de José Antonio S. L. en la sala de vistas de la Audiencia Provincial y, visiblemente molesto, aplazó el inicio del juicio al clan de Los Culebros hasta el próximo 3 de diciembre.
Siete años y medio después del secuestro y asesinato de José Ángel Bru, hallado en el interior de un vehículo en llamas en un paraje de Gérgal cercano a la A92, los ocho acusados del crimen comparecieron ayer en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería para enfrentarse a acusaciones castigadas con penas que suman 120 años de prisión.
Sin embargo, la renuncia de José Antonio S. L. a su letrada, la conocida penalista Mónica Moya, obligó a suspender la sesión antes de las primeras testificales y a retrasar la vista oral un mes más. Aunque Moya ha llevado a los principales acusados durante la larga instrucción judicial, que ha durado años, el acusado comunicó su renuncia el jueves.
Las acusaciones particulares representadas por Esther Navarrete (en nombre de la mujer de José Ángel Bru) y Aurora Caparrós (en nombre de los padres), consideran la renuncia una maniobra para ganar tiempo y el tribunal parece coincidir con este punto de vista. “Después de siete años, ¿no ha tenido tiempo de informar de la renuncia antes?”, interrogó el magistrado García Laraña. “No he podido, tenía problemas personales”, respondió el acusado.
En tal caso, el juez da un plazo de tres días a José Antonio S. L. para que designe un nuevo letrado y puedan retomarse las sesiones del juicio por detención ilegal, salud pública y tenencia de explosivos.
Ninguno de los ocho acusados está en prisión por estos hechos, lo que provocó el encuentro en los pasillos del Palacio de Justicia de Almería de los presuntos agresores, arropados por familiares y allegados, y los padres de José Ángel Bru, conocidos por una intensa campaña para exigir justicia en el crimen. “Han matado a nuestro hijo y no les tenemos miedo”, aseguró José Bru en declaraciones a los medios. “Vamos a seguir luchando para hacer justicia”.
Cronología
Según la investigación de la Guardia Civil, José Ángel Bru murió en un cortijo de la Comarca de Níjar tras ser torturado presuntamente por miembros del clan de Los Culebros. Los supuestos agresores pedían información sobre el paradero de un alijo de hachís robado (aproximadamente una tonelada). El cuerpo, según siempre la versión de la Policía Judicial, estimada por las acusaciones particulares y la Fiscalía Provincial de Almería, apareció en el interior de un coche calcinado una madrugada del mes de julio de 2008.
El vehículo estaba ubicado en un camino paralelo a la A92 en el término municipal de Gérgal, muy cerca del lugar donde, años antes, se encontró un cadáver en el maletero de otro coche. Varios conductores alertaron aquella noche de verano de las enormes llamas. El cuerpo de Bru yacía en el interior.
La Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil (UOPJ) hizo una operaciones contrarreloj para capturar a los sospechosos del crimen, con el registro de viviendas en Níjar y Lucainena de las Torres. La investigación fue coordinada por el Juzgado de Instrucción número Cinco de Almería. Fue muy compleja, con escuchas de conversaciones entre los implicados y triangulaciones de los repetidores telefónicos para localizar a cada uno de ellos en momentos claves de la secuencia de hechos.
La instrucción terminó con el procesamiento de ocho personas, seis de ellos miembros de la familia Sánchez Lázaro, principal señalada por la Guardia Civil en el crimen de José Ángel Bru.
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