La cara de Jonathan Moya González impresa sobre el papel cubrió las paredes de la comarca de Nacimiento en una búsqueda desesperada del joven fiñanero, señalado como principal sospechoso del secuestro de la pequeña onubense Míriam Cuerda, de sólo un año y medio de edad.
Durante casi una semana, los agentes de la Guardia Civil cambiaron los encuentros navideños por jornadas maratonianas de batidas por las montañas y los huertos, desde Dólar hasta Gérgal. Por cielo y tierra las patrullas peinaron la zona, cortijo a cortijo, cueva a cueva, ruina a ruina, hasta confirmar los peores presagios.
La tarde del 26 de diciembre de 2012, los agentes arrestaron a Moya oculto en el interior del Cortijo Torre de Marfil, propiedad de su padre, a tres kilómetros del núcleo urbano de Fiñana, y esa misma noche los agentes hallaron el cuerpo de la niña de deporte hundida con piedras en el fondo de una balsa de riesgo.
Tres años después, Moya se sienta desde este lunes en el banquillo de la Audiencia Provincial de Almería para responder de las acusaciones de detención ilegal y asesinato de la niña, natural de la Palma del Condado (Huelva). La Fiscalía pide 26 años de cárcel y la acusación particular eleva la solicitud a 29 años.
Según la investigación, Jonathan Moya organizó la visita de Gema Cuerda y su hija a Almería en diciembre de 2012. Mantenía una relación con la madre y la convenció para pasar unos días en una casa de campo. Presentaba, entonces, una identidad falsa de promotor taurino.
El 20 de diciembre, durante un trayecto por una carretera secundaria entre Gérgal y Alboloduy, Moya paró el coche simulando una avería y pidió a Gema Cuerda que se bajara para empujar. La joven puso un pie fuera del vehículo y el conductor emprendió la huida con la niña en el asiento trasero.
La mujer quedó conmocionada. En plena crisis de ansiedad consiguió alcanzar un cortijo en las inmediaciones y, acompañada por los vecinos, pidió auxilio a la Guardia Civil desde un local de carretera cercano. Comenzó entonces la persecución desesperada de Moya y la bebé Míriam, con fatal desenlace.
Giros de guion
Durante estos tres años el caso ha vivido varios giros de guion. El principal fue el archivo de las actuaciones contra Raúl Ríos, un joven almeriense, amigo de Moya, que fue detenido por un presunto delito de encubrimiento.
Ríos cumplió prisión preventiva, pero fue luego exonerado de responsabilidades en el caso y ha emprendido una campaña para intentar limpiar su nombre y denunciar una supuesta manipulación por parte de los investigadores para inculparle. Además, Jonathan Moya se ha enfrentado a cinco procesos judiciales por apropiación indebida y ha acumulado condenas que suman más de una década de cárcel.
Asimismo, acudió como víctima a un juicio por amenazas de un recluso de Alicante, muy peligroso, que conoció el caso y se reveló contra la violencia que presuntamente Moya empleó contra la niña onubense.
Desde hace una semana el joven permanece en el centro penitenciario de El Acebuche (ha cumplido gran parte de su prisión preventiva en Granada y Ciudad Real) a la espera del inicio del juicio. En la jornada de este lunes se espera la selección del jurado y, a partir del martes, su declaración ante el tribunal.
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