La Guardia Civil tocó a la puerta del cortijo donde Moya ocultaba a la niña todavía viva

El acusado se escondió una semana en el cortijo de su padre, visitado por agentes varias veces

Cortijo Torre de Marfil donde se escondía el acusado.
Cortijo Torre de Marfil donde se escondía el acusado.
Javier Pajarón
14:10 • 22 nov. 2015

El jurado popular reunido en la Audiencia Provincial de Almería comienza este lunes la deliberación sobre la responsablidad de Jonathan Moya en la muerte de la niña Míriam Cuerda hace tres años. El acusado se juega una condena entre 15 y 29 años de prisión.




Una semana de juicio oral revela datos cruciales para entender la secuencia de hechos entre el secuestro de la pequeña onubense de 16 meses (mediodía del 20 de diciembre de 2012) y el hallazgo del cadáver en una balsa de riego en el término municipal de Abrucena (noche del 20 de diciembre).




Durante los siete días de persecución de Jonathan Moya por toda la comarca de Nacimiento y parte de la provincia de Granada, la Guardia Civil estuvo en varias ocasiones muy cerca de localizar al fugitivo y recuperar a la menor todavía con vida.




Según su propio testimonio, el acusado se escondió la mayor parte del tiempo en el cortijo Torre de Marfil, propiedad de su padre, de viaje en Marruecos, y ubicado a unos tres kilómetros del núcleo urbano de Fiñana.
Los agentes visitaron en varias ocasiones la parcela durante la búsqueda, incluso antes del 25 de diciembre, fecha establecida como el momento de la muerte, según acreditan los médicos forenses. 




Cercado El propio Moya admitió en sus declaraciones que temió ser descubierto cuando los agentes se aproximaron a la vivienda donde permanecía escondido con la menor, todavía con vida. El episodio se produjo alrededor del 23 de diciembre de 2013, entre 24 y 48 horas antes del crimen.




Los investigadores habían identificado cuatro posibles domicilios de residencia; a saber, la casa de su madre en Almería (descartado), la vivienda de su expareja en Fiñana (descartado), el cortijo de su tío y el cortijo de su padre. 
En el último, según su propia confesión, pasó gran parte del tiempo tras el rapto de la menor. Allí fue visitado por su tía y allí fue detenido por agentes de la Guardia Civil que, exprimiendo sus recursos durante una semana de intenso trabajo, localizaron al fugitivo la tarde del 27 de diciembre de 2012.




Según el informe de los forenses, la pequeña onubense recibió tres fuertes golpes en la cabeza, dos a ambos lados  y uno en la frente. El acusado  reiteró durante las sesiones del juicio que la menor se cayó cerca de una ermita en ruinas y en el interior del cortijo Torre de Marfil, desde una mesa. Sin embargo, los forenses hablan de golpes con objetos contundentes antes de ser cubierta de plástico, introducida en una bolsa de deportes y arrojada a una balsa de riesgo de Abrucena.





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