Santiago Aguirre, socio fundador de la consultora inmobiliaria madrileña Aguirre Newman, ha pedido precio por el Hotel Moresco de Mojácar que acumula polvo y telarañas tras nueve años cerrado a cal y canto.
Este emblemático establecimiento, ubicado en una de las laderas que dan acceso a Mojácar pueblo, es propiedad aún de la empresa H-21, del Grupo Cantoblanco presido por el empresario Arturo Fernández, exvicepresidente de la patronal CEOE y juzgado por fraude a la hacienda pública y por apropiación indebida por el uso de las tarjetas opacas black de Cajamadrid, entidad de la que era consejero.
La cadena hotelera H-21, de la que formaba parte el hotel mojaquero fue declarada en concurso de acreedores en 2015 y es la Banca March la que tiene ahora la potestad sobre sus activos.
Sin embargo, a la fecha, a efectos contables, la entidad financiera que fundara el empresario mallorquín Juan March, no ha ejecutado el embargo del hotel mojaquero para no hacerla computar en su balance como fallido. Arturo Fernández, aseguran fuentes conocedoras de la negociación, ha ofrecido el hotel a distintas cadenas del sector, pero sin llegar a ningún acuerdo.
Aguirre Newman sí ha mostrado su interés por la adquisición del hotel, de nueve plantas y 147 habitaciones, una vez analice las cargas que acumula y el proyecto de reformas que llegó a presentarse sin que se ejecutara.
Deudas pendientes
El Grupo Arturo Cantoblanco -que explotó el hotel durante más de una década, hasta septiembre de 2008 en que cerró- llegó a sumar 135 establecimientos hoteleros y de restauración en toda España, antes de que entrara en bancarrota. La Junta de Andalucía reclamó en vía de apremio en 2013 una deuda de 370.000 euros en ayudas cobradas por obras no ejecutadas en el hotel.
La aún propietaria del Hotel acumula también una deuda cercana a los 100.000 euros con el Ayuntamiento de Mojácar por distintos impuestos como el de la contribución urbana. Mojácar cuenta a la fecha con tres hostales en el núcleo urbano, pero ningún hotel de las características del Moresco.
La historia de un hotel con muchos líos
Fue un belga, Van der Vert, el propietario del solar del Hotel Moresco, en una ladera de aquella pintoresca Mojácar de la que hubo que arrancar almendros y algarrobos y desmontar abancalamientos, justo en el caminito que subía desde la Era Lugar.
Y fue la cadena inglesa, de Birmingham, Horizon Hollidays, la promotora, con José Luis Martín Lorca como director general. Se inauguró el establecimiento encalado, con piscina en la terraza y discoteca en el subsuelo que tantas historias esconde, sin un solo aparcamiento -nadie pensaba en eso aún- una tarde de mayo de 1973 con la presencia del ministro Alfredo Sánchez Bella, que había llegado en helicóptero, del gobernador Gías Jové y del alcalde, el animoso Jacinto Alarcón.
Era el tercer hotel de Mojácar, tras el Mojácar, que había construido el arquitecto Roberto Puig y el pionero de todos, el Indalo, del Harico, un hotelito explotado en régimen familiar. Al poco de abrir, el Moresco sufrió la crisis galopante del petróleo y los promotores acumularon una deuda de 24 millones de pesetas. Después pasó por diferentes manos hasta llegar a Bass, otro grupo británico que lo vendió a Servigroup y por último al Grupo Cantoblanco.
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