El día después de que se conociera la autorización de agua procedente de la desaladora de Almería para aplacar la sed de los agricultores del Bajo Andarax supuso ayer una intensa actividad de explicaciones, reuniones y cruces de declaraciones en otros casos.
Lo único cierto es que los agricultores ya saben que podrán disponer de agua, aunque a un coste superior al que venían pagando. Y no menos cierto que ahora la incertidumbre está en cuándo ese agua estará disponible.
Ayer mismo se producía una primera reunión entre la Comunidad General de Usuarios del Agua de Almería y el Ayuntamiento para dar los primeros pasos en este nuevo escenario que se ha abierto. Sin embargo la no asistencia de los técnicos municipales pospuso hasta este viernes, cuando habrá una nueva reunión, las decisiones sobre las obras de las conducciones desde la desaladora a las redes de riego, la puesta en marcha de dos bastidores en la planta desaladora para suministrar los 14.000 metros cúbicos diarios que permitirán regar los cultivos, o las instalaciones de impulsión necesarias para ello.
El propio alcalde advertía que esos proyectos no son de hoy para mañana y serán necesarias varias semanas para que el agua pueda empezar a llegar. La duda entre los agricultores es si ese “varias semanas” les permitirá realizar a tiempo las plantaciones para la próxima campaña.
Desde las instituciones, desde las organizaciones agrarias, desde la Federación de Regantes, desde las comercializadoras y desde los partidos políticos se lanzan mensajes sobre la necesidad de dejar de lado confrontaciones políticas o institucionales y poner todos de su parte para que la solución llegue en el menos tiempo posible.
Se abre ahora un periodo en el que, con la solución ya arbitrada, hay que hilar fino y rápido para que acuerdos y autorizaciones se plasmen cuanto antes en la llegada real del agua a las fincas de unos agricultores que viven aún en la incertidumbre de su podrán iniciar la campaña.
El objetivo final de reuniones, acuerdos y tramitaciones es avanzar hacia una concesión definitiva de las aguas depuradas para atender las necesidades de riego del Bajo Andarax, pero la opinión de la mayoría de las partes apunta a que difícilmente se dará antes de finales del año.
La Junta
La suspensión de la concesión temporal para el uso de el agua de la depuradora de El Bobar no se debió a ningún problema de calidad del agua, ni a ningún riesgo de alerta sanitaria, sino a que se solicitaron diversas autorizaciones sobre un mismo ámbito de riego, “y eso significaba un solapamiento que no podíamos autorizar”, reveló ayer la delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía, Gracia Fernández.
Es decir que, a tenor de estas explicaciones, la situación de falta de agua para sus cultivos las tienen los propios regantes -no la Administración- que llevan desde hace año pleiteando a través de Cuatro Vegas y el Sindicato de Riegos y entorpeciéndose mutuamente.
Ante estos desacuerdos una resolución judicial negó la autorización sobre el aprovechamiento del agua depurada y los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente lo refrendó el pasado mes de mayo.
A partir de entonces, se encendieron todas las alarmas y la propia Comunidad General de Usuarios -que agrupa a todos los regantes- ha solicitado medidas cautelares para que se suspenda la resolución y se permitan nuevo riegos, pero el juez no se ha pronunciado.
Al mismo tiempo, los regantes ha presentado, por fin, después de muchos años, con fecha de 8 de mayo, una solicitud de concesión definitiva del agua del Bobar “esta vez con todo en regla”, según la delegada. Pero los tiempos administrativos no son los de los tomates, y la autorización se puede demorar hasta un año. Resulta curioso que sea más ágil hacer una tubería con bastidores que resolver un expediente concesional.
El Ayuntamiento
El alcalde de Almería mantuvo ayer una reunión con un grupo de regantes de Cuatro Vegas, en la zona de El Alquián, para recoger sus inquietudes y mostrar su apoyo al sector ante los problemas de abastecimiento de agua para los cultivos.
Promete la mayor agilidad posible para que el agua de la desaladora llegue cuanto antes a las fincas, pero al mismo tiempo anunciaba una petición a la Junta, tras una moción que se llevará al Pleno municipal para que subvencione a los agricultores el sobrecoste que supone regar con agua desalada.
Alto coste
Ramón Fernández-Pacheco recuerda que la decisión de la Junta de autorizar el uso de este agua es una solución de emergencia que no se podrá prolongar más allá de dos años (en el mejor de los casos), pero insistió en que ese agua supone duplicar el coste que hasta ahora soportaban los productores de esta zona.
Hacía además un llamamiento a todas las partes implicadas “a sentarnos, por fin, y dar una solución definitiva al problema del agua después de 20 años de soluciones provisionales. Es el momento de aportar en positivo, de dejarse de intereses partidistas y de pensar en quienes ven peligrar su futuro y el de sus familias”.
Criticó el hecho de que la decisión de la Junta de cortar el suministro de agua depurada a los regantes supone tirar al mar 14 hectómetros cúbicos anuales que luego han de ser recogidos de nuevo para desalarlos”. por ello insta a la Junta a resolver cuanto antes la concesión de esas aguas depuradas, ya que entiende que el agua desalada no es la mejor de las soluciones.
Coexphal
La Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal) explicó ayer su papel en el conflicto del agua del Bajo Andarax y afirma que su papel se circunscribe a mantener reuniones para tratar de empujar para la adopción de medidas “porque así nos lo demandaban nuestras empresas ”.
Juan Colomina, consejero delegado, se felicitaba por la autorización para utilizar agua desalada de la planta de Almería pero advertía al mismo tiempo “aún estamos preocupados porque por el momento ese agua no llegará a los regantes”.
Por eso insta tanto a la Comunidad de Usuarios, única organización competente en la gestión de los riegos, y al Ayuntamiento de Almería a cerrar cuanto antes los acuerdos para que esa autorización se haga realidad en el menor tiempo posible. De hecho afirma que “nuestro único interés en este caso es que el agua llegue cuanto antes a los productores”
Para cooperativas y empresas comercializadoras en general esa llegada del agua es esencial “porque si en las fechas en que estamos no se planta la campaña será desastrosa. no hay que olvidar que esta Vega factura en torno a 400 millones de euros anuales y da de comer a miles de familias y de trabajadores del campo”.
Colomina expuso un segundo problema de importancia y es que “sin agua garantizada, los regantes no pueden acceder a las ayudas europeas a las OPFH y eso supone la pérdida de mucho dinero para la mejora o la modernización”. La mejor opción son las aguas regeneradas porque la desalada es cara “pero el agua más cara es la que no se tiene”.
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