El olivo almeriense cotiza al alza, con incrementos de superficie y cosecha de aceite, no tanto de precio. La provincia ha alcanzado ya las 36.000 hectáreas de este cultivo milenario en extensivo e intensivo, más que superficie de invernadero hay en la provincia (33.000 hectáreas), y parece que aún no ha encontrado el límite a pesar de la merma de recursos hídricos.
Hace tan solo una década apenas alcanzaba el olivar urcitano las 30.000 hectáreas, no obstante sigue siendo una de las provincias andaluzas con menos superficie: tan solo supera a Huelva (27.300) y a Cádiz (23.237) y a una distancia sideral de Jaén (586.000 hectáreas, que representa un tercio de toda Andalucía. Donde más se ha advertido el incremento de este cultivo en la provincia ha sido en los campos de la depresión existente entre Los Filabres y Sierra Alhamilla, entre Tabernas y Sorbas, que han sido objeto de una espectacular mutación en la última década. Miles de olivos han poblado las amplias extensiones de terreno existentes hasta el punto de haber elevado la producción oleícola un 25% en la provincia de Almería sólo en los últimos cinco años hasta llegar a las 12.000 toneladas de aceite de olivar.
Este año, con la recolección ya calentando motores, se prevé una menor producción de aceite, a pesar de las lluvias caídas, pero de una mayor calidas, según Rafael Úbeda, el presidente de la productora y comercializadora Castillo de Tabernas.
En los últimos años, colectivos conservacionistas como el Grupo Ecologista Mediterráneo y la Asociación de los Molinos del Río Aguas, han advertido del crecimiento exponencial de la superficie de olivos en regadío supone un impacto crucial para el ecosistema y, de forma especial, para la pervivencia de acuíferos amenazados en el subsuelo de la comarca.
Otro de los aspectos en los que destaca Almería es en la edad de los árboles, al ser la provincia andaluza con la edad media más baja: solo el 14% de los olivares urcitanos tienen más de medio siglo de existencia. Córdoba es, por el contrario, la provincia donde son más viejos, con e 60% por encima de los 50 años.
Una de las amenazas más graves para este cultivo en los últimos años ha sido la llegada a la península, concretamente a Alicante, de algunos casos de Xilella Fastidiosa, una de las mayores amenazas potenciales para cultivos como la vid, los cítricos, el almendro o el olivar.
El consejero de Agricultura, Rodrigo Sánchez Haro, ha señalado que la Administración estará atenta ante esta amenaza y ha reiterado el “firme respaldo” del Gobierno andaluz al sector del olivar, un cultivo del que viven directa o indirectamente cerca de 250.000 familias de más de 300 pueblos, que cuenta con 170.000 explotaciones y que genera el 40% del empleo agrario.
Sánchez Haro ha enumerado en el Parlamento andaluz las ayudas públicas concedidas, “una muestra más de que la Junta de Andalucía sí apuesta por uno de nuestros sectores bandera y por quienes lo protagonizan”.
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