Se llama Antonio Pérez y ya rasca el medio siglo. Estudió de niño en el Colegio Europa y de bachiller en el Celia Viñas. A los 18 dejó Almería y se marchó a Sevilla a cursar Económicas y a Alemania donde remató la licenciatura. Después volvió a su tierra, por poco tiempo, porque quería seguir volando de nuevo para hacer realidad su pasión: ser empresario.
Este almeriense, a tenor de su historial, ha cumplido con colmo esos sueños que perseguía de veinteañero y hoy es el consejero delegado de una de las más distinguidas compañías de restauración de este país -el Grupo Trópico- que reúne enseñas como Panaria, Café&Té, Café&Tapas, Il Café di Roma y Charlotte Café. Suma la compañía del almeriense, con este concepto de casual food, alrededor de 285 establecimientos (franquiciados y propios) ubicado por toda España y Portugal con una facturación de 84 millones de euros y 1.500 empleados.
No hay nadie en el sector de este segmento de restauración que haya protagonizado tamaña espiral de crecimiento en tan poco espacio de tiempo.
Pérez empezó a construir este galeón de locales de ambiente cosmopolita con la urdimbre de ser el propietario de su propio negocio. En 2009 era director general de Platos Tradicionales, un interproveedor principal del gigante Mercadona, un destino, con centro de operaciones en Valencia, en el que trabajaba muy cómodamente. Pero quería algo más Antonio Pérez, quería ser un emprendedor con capacidad para arriesgar y crecer desde abajo.
Fue cuando con unos ahorros fundó Panaria, con un primer local en Santa Cruz de Tenerife, concebido como una red de panaderías con sala de degustación que espoleó el sector y que sigue en continuo crecimiento. Y tras ver su buen recibimiento en el mercado se lanzó con todas las de la ley y adquirió una participación en HIG, un fondo norteamericano de capital riesgo que le ayudó a financiar su plan de expansión para constituirse en un grupo empresarial con distintas enseñas todas oscilantes en un mismo modelo de negocio: la restauración rápida en cafetería, con calidad y ambiente acogedor.
Pérez se obsesionó con este modelo de negocio cuando estudiaba en Alemania y veía esas cafeterías donde se podía tomar un tentempié rápido de forma artesanal.
Su cuartel general sigue en Valencia, pero hace unos meses estuvo en Almería, impartiendo una conferencia en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales donde habló de su experiencia, de cómo en la vida le ha ayudado sobre todo la posibilidad de hacer realidad su pasión. Desgranó con su acento aún almeriense un consejo ante el auditorio universitario: “Persigue tu sueño, haz lo que te apasione, irán saliendo poco a poco las cosas, no hagas caso a tus padres, si tienes algo que aprender en la vida es sobre todo a no ser un cobarde”.
Un fondo norteamericano como socio
Una de las conquistas claves en la vida empresarial de Antonio Pérez fue cuando consiguió que HIG entrara en el accionariado de ese sueño que inició con Panaria y que hoy continúa con Grupo Trópico. Pérez no renuncia a seguir creciendo, a comprar alguna nueva cadena dentro de su segmento de negocio. Acaba de unirse a los restaurantes Atlántico del chef Pepe Solla, especializados en comida gallega.
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