Qué posibilidades hay de que un peruano y una almeriense que coinciden en un viaje de turismo por Sevilla terminen montando una empresa. Carmen Castro, abderitana, y Eduardo Santillana, limeño, aparte de enamorarse, lo han terminado haciendo: han creado un taller de diseño de bañadores de mujer con material reciclado y toques vintage que ha abierto brecha con brío en el escaparate de las ventas online.
Lo primero que hizo el peruano, de 48 años, con valentía inca, al fondear en Almería para vivir con su pareja, fue meter en un cajón su título de arquitecto y matricularse en la Escuela de Arte y Oficios, en la plaza consagrada al diplomático francés Pablo Cazard, para estudiar fotografía y diseño gráfico. Pocos meses después le siguió Carmen, de 40 años, que había estudiado dirección de empresas y que decidió inscribirse en el curso de modelismo e indumentaria. A partir de ahí quitaron el freno para seguir su nueva vocación y montaron hace ahora un año Ilovebelove, un estudio donde diseñan bañadores de mujer con mucho amor y que, con el patrón en la mano, van a que los fabriquen en un taller de Roquetas de Mar.
Su primera colección, realizada con material reciclado de redes, la presentaron el pasado verano y desde entonces las ventas en la red y en sus dos puntos de venta en Almería y Almerimar no han dejado de descollar. “Tras ensayar haciendo camisetas, decidimos acudir a la feria del baño en Cannes a aprender cómo se trabajaba en este ámbito, hablamos con un proveedor italiano y decidimos sacar nuestra línea con materiales reciclados de fibra de nylon y redes de pesca”, relata Carmen.
Allí se empapó Carmen de esas líneas de bañadores vintage, como las que se mostraban en las películas de Alain Delon y Brigitte Bardot rodadas en la Costa Azul. Y así se trajo todo ese mar de ideas a ese otro mar fenicio de Adra. Desde entonces no han parado y contemplan emocionados como sus modelos minimalistas son comprados en su tienda online desde destinos tan lejanos y tan gélidos como Islandia, Noruega o Finlandia, donde uno nunca hubiera imaginado que hubiese hogares con un armario lleno de escuetos bañadores almerienses. “Nuestro lema, que está grabado en el nombre de nuestra empresa es ‘haz las cosas con amor’ y queríamos que nuestros productos tuvieran un componente ecológico”.
Ahora, Carmen y Eduardo, con cierto poso ya de éxito, quieren seguir horadando por ese camino de lo clásico con materiales reciclados y preparan una nueva colección inspirada en los lunares que lucieron Saritísima, Lola y otras ‘grandes de España’ serán la inspiración.
El precio de cada traje de baño oscila entre los 59 y los 79 euros en tiradas cortas que no sobrepasan las 200 piezas. “Para nosotros el éxito es poder vivir de hacer algo que disfrutas”, resume Carmen.
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