La Universidad de Almería está analizando en uno de sus cursos de verano uno de los temas que más ocupan y preocupan a los agricultores y las empresas de la provincia, la relación del sector agrario con la gestión del agua y la sostenibilidad.
La jornada de ayer sirvió para poner de relieve todos los avances que se han producido en los últimos años y José Gabriel López, investigador del IFAPA y profesor de Ingeniería Hidráulica de la Ual, aseguraba que “se puede decir sin ningún tipo de duda que, ahora mismo, la eficiencia del uso del agua en la agricultura en Almería es la más alta del mundo”.
Sin complejos
En el análisis desarrollado en la Universidad se exponía también que a día de hoy la provincia puede mirar a la cara, sin ningún tipo de complejos, a los modelos teóricamente más avanzados, como es el caso de Israel.
Buena parte del mérito recae en los propios agricultores ya que, según el ponente, “ahora mismo estamos produciendo con unos consumos realmente bajos; hay buenos y malos agricultores, pero nuestros buenos productores tienen el máximo nivel de eficiencia en el uso del agua en el sistema de agricultura intensiva que se ha desarrollado”.
Un paso más
Quizá una de las cuestiones que más esperanza generan entre los especialistas es que, a pesar de esos avances, del alto nivel de eficiencia en la utilización de los recursos hídricos, “quizá nos falta dar un paso más en la corta distancia, ya que dada la escasez del recurso y el coste que representa, sería necesario aumentar un grado más ese nivel de eficacia en la gestión, que ya de por sí es la mejor del mundo, pero aun es posible mejorarla”.
Hay coincidencia en que la evolución en los usos del agua ha sido una de esas revoluciones silenciosas que marcan distancias en la valoración de la gestión de un recurso de la importancia del agua. “Hemos ido avanzando a pasos sucesivos, nos han ido empujando la urgencia y los problemas, hemos pasado de una agricultura del agua subterránea de calidad, que parecía no tener fin, pero que poco a poco hemos ido perdiendo, en cantidad y sobre todo en calidad, y hemos ido sustituyendo esos recursos, aprendiendo a utilizar otros no convencionales que en otras zonas serían impensables”, explica José Gabriel López.
Nuevos recursos
Y así han ido llegando nuevos aportes de agua como la desalación del agua del mar, la reutilización de las aguas residuales depuradas y tratadas o los trasvases, “y hoy por hoy somos capaces de integrar todo tipo de recursos y de desarrollar con ellos una agricultura eficiente y floreciente”.
Una evolución que entra dentro de la lógica de la necesidad, en un marco geográfico idóneo para la agricultura protegida, pero al mismo tiempo uno de los territorios más críticos en cuanto a la utilización de los recursos hídricos para obtener un modelo agrícola de altísima productividad.
Investigación
Toda esa evolución está amparada por los trabajos que desarrollan grupos de investigación como los que mantiene la Universidad de Almería, el centro del IFAPA de La Mojonera o la Incubadora de Alta Tecnología del Agua impulsada por la Fundación Cajamar.
De esos trabajos e iniciativas deriva el hecho de disponer de algunos de los sistemas más avanzados del mundo en materia de gestión del agua de riego, “un lujo que no existe en ningún otro lugar de Europa, porque hemos sido capaces de integrar aguas de distintas procedencias para sostener el modelo”.
El reto es el mismo que en el resto de los procesos de investigación, es decir trasladarlo a los agricultores porque “no serviría de nada que hagamos un trabajo científico importante si no somos capaces de transferirlo de una forma rápida y sencilla a los verdaderos protagonistas del sector, los productores”.
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