Los pisos se venden muy pronto y los alquileres por las nubes

Almería es una de las provincias españolas donde más rápido se venden las viviendas nuevas. La media provincial se sitúa en cuatro meses, frente a la nacional que sube a seis meses. 

Las provincias donde se cierran más rápido las operaciones inmobiliarias (entre dos y tres meses) son Madrid, Álava y Málaga y donde más se dilatan es en Orense, Cantabria y León, donde la media puede superar los doce meses, según el Informe de Tendencias del Mercado Inmobiliario de la consultora Solvia.

La oferta residencial en España, tanto en compras como en alquiler, se sitúa en 3,1 millones de inmuebles, de los cuales aproximadamente un 20% representa el mercado del alquiler y un 80% el de compraventa. El stock se encuentra concentrado en las grandes provincias españolas como Barcelona, Madrid, Alicante y Málaga. En Almería se calcula que el ladrillo nuevo y de segunda mano sin comercializar gira en torno a las 35.000 viviendas, según los últimos datos del Instituto Nacional de estadística. 

Las transacciones en la provincia durante 2019 han disminuido el 2% con respecto al año anterior, aunque menos que la media nacional que ha sufrido una merma de 4%.

En cuanto al mercado del alquiler, Almería es la octava provincia del país en la que los arrendadores obtienen mayor rentabilidad, con una media del 6%, precedida por Lérida, Toledo, Valencia, Segovia, Huelva, Castellón y Murcia. 

Sin embargo, en cuanto a precios, con 6 euros el metro cuadrado por mes, se sitúa por debajo de la media nacional registrada que es 8,8 euros. La rentabilidad media ha crecido un 2,2%.

España sigue siendo un país de compradores, pero existe un perfil de personas de entre 35-40 años que no pueden acceder a una hipoteca al no tener capacidad de ahorro suficiente. Solvia prevé que a medio plazo los precios se estabilicen en torno a los niveles actuales de 9 euros el metro cuadrado al mes. Los datos obtenidos confirman el comportamiento cada vez más racional y analítico del consumidor que, unido a una mayor oferta, han prolongado el proceso de las transacciones. 

Es decir, el comprador se toma más tiempo para analizar las diferentes posibilidades y encontrar la vivienda que más se ajusta a su presupuesto. 

Además, la inestabilidad política y la entrada en vigor de la nueva ley hipotecaria han retrasado la obtención de financiación entre 30 y 50 días. 

Debido a este escenario se ha registrado el primer descenso de las operaciones desde 2013, aunque se espera que haya sido una situación eventual y que se resuelva en 2020, recuperando en los próximos meses la senda de crecimiento.