El día que Juan Pedrillo el del Patronato se coló en el Telediario de la Primera

Juan Pedro Llamas, un agricultor y ganadero de Los Vélez, llevó ayer la voz de alarma de la sequía al Telediario de la Primera; llevó el velezano, ese grito vitalicio de la falta de agua a todas las casas de España durante la hora del almuerzo. Mientras en un apartamento de Valencia alguien mojaba la yema de un huevo o en un cortijo de Lugo alguien sorbía un pote, Juan Pedro -más conocido como Juan Pedrillo el del Patronato a pesar de rondar las 70 primaveras- a cientos de kilómetros de esas cocinas patrias, decía ante el micrófono de Guadalupe Sánchez: "Como pase el mes de febrero y no llueva, no nos ampara nadie, nadie".

Allí estaba, por tanto, Juan Pedro, ante la caja de plasma de miles y miles de españoles, con su gorra calada, con su mascarilla reglamentaria, con su campo infinito de gloriosa cebada velezana como fondo de escritorio; allí estaba ese hombre curtido diciéndole a los gallegos o a los asturianos o a los cántabros, que en Almería, en Los Vélez, se va a perder la cosecha entera, si no llueve una miaja.

Juan Pedro ya está retirado, pero sigue en el duermevela del oficio más antiguo del mundo, aportando sabiduría a sus hijos Antonio y Jesús en la explotación. La familia atesora como oro del Perú 250 hectáreas de cereal y una cabaña de 1.200 ovejas de la raza segureña.

Siembran cebada y avena para alimento del ganado y algo de trigo blando para vender a las panificadoras. Pero este año, como no cae una gota, como ha vuelto aquella 'pertinaz sequía' de los tiempos del NODO, tienen que comprar pienso para los animales por valor de 600 euros diarios, al no tener grano ni paja que valga para alimentar a tamaña cabaña ovina. Los llamas tienen el cortijo llamado El Patronato, los corrales y la tierra de cultivo extensivo en Las Cañadas de Cañepla -donde dicen que ve la luz el sevillano Guadalquivir- una pequeña pedanía de María, en la misma cruceta del mapa provincial, a solo 700 metros de la raya divisoria con Granada, donde apenas vive un centenar de vecinos, muy cerca de la ahora 'famosa' Topares de los pleitos obispales.

Paqui Iglesias, agricultora como Juan Pedro y secretaria de la UPA, dice que irremediablemente se pierde la cosecha, que si llueve un poco antes de marzo se puede salvar media temporada, pero no más. Los Llamas y el resto de cerealistas de ese granero provincial que ha sido Los Vélez desde los tiempos de Pedro Fajardo, sembraron en seco en octubre y luego cayeron cuatro gotas en noviembre, pero necesitan agua, más agua, si no lo perderán todo, si no, no habrá cosecha alguna en junio.

La espiga del trigo velezano apenas alcanza este año los cuatro centímetros, cuando otros años de lluvias, por estas fechas, ya suelen medir 14 centímetros. "No hay hijado", dicen los agricultores de allí, de cada grano sembrado nacen cuatro caños que conforman una espiga, pero ni hay caños ni hay, por tanto, espiga, solo hierbecilla al ras. "Si lloviera un poco, aún podríamos salvarnos", dice Juan Pedro en el Telediario de Ana Blanco, que pone cara de circunstancias ante las palabras de ese Juan Pedrillo a 500 kilómetros de Torrespaña. E inmediatamente da paso, al ministro Luis Planas quien entiende la preocupación por la sequía de Juan Pedro y del resto de agricultores azotados por el estiaje y que habrá que arbitrar ayudas y exenciones fiscales.

Ya no queda bien eso de sacar santos, pero Almería -el Levante, el Almanzora y Los Vélez- están en una situación tan límite, con solo el 7% de reservas embalsadas (fango puro), que habría que pensar en que las autoridades provinciales y autonómicas contemplen presentar un borrador solicitando un Decreto de Sequía. Juan Pedrillo el del Patronato y todos los agricultores velezanos de secano lo agradecerán.