El impacto del entorno en la salud es algo de lo que tenemos referencia desde tiempos muy antiguos. Ya en el 500 aC, Hipócrates describió los pantanos, como lugares insalubres, y las laderas soleadas y con brisa, como lugares sanos. Cuando el entorno es un espacio construido la influencia en la salud depende entonces, con mayor intensidad, de la acción del ser humano, de sus conocimientos, de sus habilidades y de cómo aplicarlas al medio edificado.
Los trabajadores industriales en el siglo XIX, a menudo, fueron expuestos, a condiciones de hacinamiento, mala iluminación y ventilación y un saneamiento inadecuado, tanto en casa como en el trabajo, dando lugar a enfermedades como el tifus, la fiebre amarilla, la tuberculosis o el cólera. En la actualidad, muchos espacios industriales continúan careciendo de las condiciones adecuadas para conseguir un nivel óptimo de salud física y mental en sus trabajadores.
Nos centraremos aquí en el sector agroindustrial, por ser un sector pujante en la economía española, donde se están alcanzando cotas de desarrollo muy elevadas pero donde el cuidado de las personas no está acompasado con los avances en otras áreas como el marketing, la comercialización o la propia producción de productos de cuarta o quinta gama. Una prueba de ello es la excesiva rotación de personas y la dificultad para retener talento dentro de este sector.
La humanización del espacio agroindustrial, entendiendo como tal los invernaderos y el conjunto de edificaciones para manipulación, comercialización, administración y dirección de las instalaciones agrícolas se consigue fundamentalmente a través de dos vías: Por una parte, mediante la adopción de políticas de recursos humanos adecuadas y por otra mediante estrategias de diseño arquitectónico, urbanístico e industrial que favorezcan el desarrollo personal y profesional de las personas. Esta segunda vía es la que transitamos, desde hace años, en Ferrer Arquitectos a través de HUMANIZA, una línea de investigación y trabajo de nuestra área de arquitectura agroindustrial que se centra en el diseño de los espacios agroindustriales para conseguir un mayor confort de los trabajadores en aras de una mayor eficacia y eficiencia en el trabajo que conducirá, conjuntamente a una mejor salud física, sicológica y espiritual de las personas.
Las herramientas de las que disponemos para la consecución de esos espacios agroindustriales óptimos para el desarrollo íntegro de las personas son múltiples pero, por su trascendencia, las hemos priorizado en diez:
Contexto histórico-cultural, recorridos, luz, sistemas constructivos, acabados, incorporación de la vegetación, ruido, vistas, calidad del aire y espacios para el descanso. Las denominaremos “Los 10 pilares para la humanización del espacio agroindustrial” y su tratamiento y diseño adecuado es el que nos permite disponer de infraestructuras agroindustriales de calidad, que cuiden las personas y que contribuyan a alcanzar las cotas más elevadas de eficacia y eficiencia de los espacios agroindustriales.
Conviene advertir en este punto que esto no va de apariencias. Somos conscientes de que, en la actualidad, existe cierta desconfianza hacia algunas iniciativas arquitectónicas contemporáneas donde lo ficticio y lo aparente parecían ser lo importante, cuando no el reflejo de algunos egos patológicos, pero igual que no nos gustan las personas que pretenden ser lo que no son, de igual forma no nos gustan los edificios que buscan aparentar. HUMANIZA se enfoca a la creación de edificios con carácter; edificios y espacios que sean auténticos y que sirvan, de verdad, a su propósito.
HUMANIZA resuelve problemas concretos relacionados con el confort y la salud. Además, contribuye a la dignificación del sector agroindustrial. Un sector, cada vez más denostado pero que es de una importancia vital para la sociedad.
En el caso del aire, por ejemplo, es muy importante garantizar su calidad, que viene determinada por su composición. La presencia o ausencia de determinadas sustancias y su cantidad son los principales factores que definen el estado del aire y para su mejora hay que actuar sobre ellos.
Se han detectado, también, espacios agroindustriales “enfermos” donde, por ejemplo, un alto nivel de electricidad estática afecta negativamente a la actividad diaria, produciendo dolores de cabeza y estados de ánimo negativos en las personas, que, consecuentemente, disminuyen la productividad.
Un aspecto muy importante en los espacios agroindustriales son los recorridos. Sin duda, establecer los recorridos adecuados, los justos, los necesarios, de la longitud óptima, con las dimensiones precisas y en la posición más ventajosa es clave para el óptimo funcionamiento y satisfacción del personal.
Otro de los elementos con los que trabaja HUMANIZA es la relación con la naturaleza. Cuando las personas quieren desconectar de la vida cotidiana suelen buscar el contacto con la naturaleza. El diseño biofílico -incorporación de la vegetación en las oficinas- es uno de los recursos que usamos para dotar espacios concretos de una condición más natural. El diseño biofílico nos conecta con la naturaleza.
De esta forma y mediante una estrategia adaptada a cada caso, a cada empresa, a cada territorio, HUMANIZA establece las condiciones necesarias para dotar a los espacios agroindustriales de dimensiones humanas que favorezcan la captación y retención del talento.
Dimensiones humanas que permiten ser captadas por las personas a través de sus cinco sentidos y que condicionan su estado de ánimo. De ahí, su importancia y su incidencia en la productividad.
Nuestra visión es que las personas vayan a trabajar porque quieren y no, porque deben. Hay que diluir progresivamente la obligación de ir a trabajar en favor del deseo de ir a trabajar. Así, en un entorno VUCA (Volatility, Uncertatinty, Complexity y Ambiguity) como el actual donde, como decía Heráclito, lo único permanente es el cambio, HUMANIZA cada vez tiene más sentido porque incide directamente en el valor más importante de las empresas para gestionar ese cambio: las personas.
Pero no todas las organizaciones son iguales ni necesitan lo mismo. HUMANIZA se adapta al tipo de organización. No es igual una organización con estructura de funcionamiento vertical que una horizontal. También influyen los estilos de dirección. El gurú francés Frederic Laloux trata de forma brillante este asunto en su libro “Reinventar las organizaciones”.
En definitiva, se trata de diseñar para las personas, porque cuando no diseñas para ellas tienes que implementar otros métodos más agresivos para garantizar la productividad de las empresas, que a medio y largo plazo suelen ser contraproducentes en general.
Diseñar espacios para conectar con las necesidades reales de las personas. Esa es la misión de Ferrer Arquitectos para los espacios agroindustriales que perseguimos con ahínco desde HUMANIZA. Humanizar los espacios agroindustriales para trabajar mejor, para ser más productivos y tener personas más sanas y felices.
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