La campaña comienza con más superficie y con precios inciertos por la crisis europea

Pimiento y variedades de tomate arrancan con buenos precios al contrario que el pepino

Los productores han sembrado de forma más tardía
Los productores han sembrado de forma más tardía
Manuel León
23:50 • 23 sept. 2014

Con las pizarras aún a medio gas, el campo almeriense aguarda con inquietud la recién iniciada campaña agrícola. La evolución del veto ruso y el frenazo de las economías europeas preocupa a los productores  y comercializadores almerienses. No en vano, más del 70% de la producción se deriva a los mercados exteriores.
Las comercializadoras, tanto cooperativas como alhóndigas, calibran la producción que se expide a Rusia en unos 163 millones de euros la temporada, sumando las reexpediciones a través de Holanda, Lituania y Polonia.
“La clave está en ver cuál va a ser la actitud de la distribución con las pequeñas cantidades de producto y si los mercados europeos, ante las previsiones de menor crecimiento, van a ralentizar las importaciones de frutas y verduras”, explica Francisco Vargas, presidente de Asaja.
Añade que “es pronto para vaticinar precios, ya se sabe que el año pasado se desmoronaron tras un buen invierno, aunque habrá más kilos por la irrupción de nueva superficie invernada en parajes de Níjar como Barranquete, Ruescas y en el entorno del Acebuche.
Otras de las características de la campaña es que se ha plantado más pimiento y menos calabacín por miedo a la virosis.
El secretario provincial de Coag, Andrés Góngora, señala que las plantaciones han sido más tardías  por el temor a la virosis. “Este año está afectando un poco el Nueva Delhi en calabacín y el virus de la cuchara en tomate”.
La temporada ha arrancado con precios bajos en pepino Almería a menos de 20 céntimos y con mejor cotización el pimiento lamuyo y el pepino corto. “Como siempre cuando se meta frío en Europa subirán los precios”, señal.
La sequedad de los acuíferos también preocupa a las organizaciones agrarias, sobre todo en el campo de Níjar, más que en el Campo de Dalías, sobre todo porque la falta de lluvias hace que los pozos se salinicen.











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