El tema de la alimentación preocupa, y mucho, a los padres. No es para menos. Según los últimos datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de niños y adolescentes con obesidad se ha multiplicado por 10 en los últimos 40 años. Estos datos resultan alarmantes y provoca que los padres, y en general toda la comunidad educativa e instituciones, estén preocupados por la alimentación de nuestros jóvenes.
Aunque la colaboración de los padres es fundamental, puesto que son ellos los que controlan la alimentación de sus hijos en el hogar, el papel de los centros educativos es indispensable. Los niños cada vez pasan más tiempo en el colegio, desayunan, comen y hasta merienda en él, por lo se requiere de un buen programa de alimentación escolar.
Los niños deben tener un desayuno y almuerzo saludable para poder aprender. Bajo esta premisa, cada vez más colegios apuestan por incluir en sus menús muchas más verduras y frutas y menos zumos azucarados, postres dulces y aperitivos. Además, la tendencia es que, tras las críticas de muchos padres preocupados por la alimentación de los niños, se apueste por la comida tradicional y por el producto local y de temporada, mucho más fresco y saludable.
Las necesidades calóricas diarias de los niños en edad escolar oscilan entre las 2.300 y 2.500 calorías. Teniendo esto en mente y a modo orientativo, un menú escolar equilibrado debería de ofrecer un primer plato de legumbres, arroz o verduras; un segundo plato con alimentos ricos en proteína acompañados por alguna guarnición diferente al primer plato; y un postre con fruta del tiempo.
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