Es un episodio poco conocido de la historia del desarrollo agrícola almeriense, pero al mismo tiempo un capítulo trascendental de lo que fue la base del hoy conocido como ‘Modelo Almería’. A mediados del pasado siglo el capital americano irrumpió en el agro almeriense y ello cambió la historia.
Fue a raíz de los Pactos de Madrid de 1953, cuando Estados Unidos, gracias al empuje del senador Patrick Anthony McCarran (un furibundo anticomunista), firmó un acuerdo que serviría para la instalación de las bases norteamericanas en territorio español, y como contrapartida un volumen de inversiones para el desarrollo agrícola en zonas de baja productividad, como era el caso de Almería, que sumaron más de 2.700 millones de las antiguas pesetas.
Las inversiones De aquel dinero una parte importante se destinaría a buscar el aprovechamiento de las aguas subterráneas en varias zonas del país y particularmente en la provincia de Almería. Esa inyección financiera permitió el Instituto Nacional de Colonización (INC) llevar a cabo un vasto proyecto de perforaciones en el Campo de Dalías y en el Campo de Níjar.
No sólo fueron los pozos a profundidades nunca conocidas, sino que la inversión sirvió también para la construcción de redes de distribución del agua aflorada para atender la demanda de las nuevas zonas de regadío. Así comenzaron a florecer en el Poniente y en Níjar los primeros cultivos intensivos que, entre finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, fueron enarenados.
Los cultivos La eficacia de aquellos sondeos iniciales permitió que ya en el año 1958 el Ministerio de Agricultura contabilizaran en el Campo de Níjar más de 160 hectáreas de enarenado y se hubieran perforado hasta 25 pozos en el Sector II del de Dalías.
Pero si importante fue la ayuda financiera americana, tanto o más lo fue el envío de la tecnología necesaria para hacer posibles esas perforaciones en busca de aguas a mayor profundidad: perforadoras y bombas sumergidas que permitieron realizar prospecciones de aguas subterráneas por encima de los 600 metros de profundidad.
Francisco Javier Martínez Rodríguez es ingeniero de la Diputación y autor de la investigación que ha descubierto el origen americano del ‘milagro almeriense’, una inversión multimillonaria llegada desde Estados Unidos como compensación por la instalación de las bases norteamericanas en España.
En la búsqueda de documentación sobre el desarrollo de la agricultura intensiva almeriense, Martínez localizó en la base documental del Ministerio de Agricultura los primeros datos sobre la llegada de dinero norteamericano a los campos de Dalías y de Níjar, y a partir de ahí el entramado de inversiones y aportaciones tecnológicas que permitieron al Instituto Nacional de Colonización iniciar el camino de lo que finalmente sería una auténtica revolución para la agricultura almeriense.
El trabajo de investigación ya tuvo su primera puesta de largo el pasado mes de noviembre en un seminario de la Universidad Carlos III de Madrid y a finales del presente mes de enero será presentado en la Conferencia Internacional sobre Historia Agraria que se celebrará en Lisboa.
Entre las conclusiones del informe destaca el papel de enorme trascendencia que las inversiones llegadas desde Estados Unidos a mediados de la década de los cincuenta tuvieron en la construcción del hoy célebre ‘Modelo Almería’, porque la suma de dólares y de aportación de tecnología para las perforaciones y la elevación del agua desde los profundos pozos permitieron disponer de un caudal de agua que jamás se pudo explotar hasta esos niveles con los viejos pozos artesanales.
Aquel impulso, y el papel jugado por el Instituto Nacional de Colonización, tuvieron el efecto de cambiar, para siempre, la historia de la agricultura en la provincia.
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