Manuel García Ferré fue el más venerado historietista argentino de todos los tiempos. Nació en Almería el 8 de octubre de 1929. Aquí empezó a cursar el bachillerato, y cuando tenía 17 años sus padres decidieron huir de las miserias de la posguerra emigrando a Argentina. Siempre recordaba que, siendo un chiquillo de Almería, casi todas las mañanas bajaba corriendo a la playa, Paseo abajo, con una libreta bajo el brazo y lápices de colores en los bolsillos.
Mientras observaba el Mediterráneo, garabateaba sus fantasías. Paulatinamente su libreta se fue convirtiendo en carpeta de dibujos. En ella se mezclaban retratos de personas imaginarias, dibujos de paisajes y caricaturas de sus maestras y compañeros de escuela. “Yo sostengo que haberme criado hasta los 17 años a orillas del mar me dio mucho sentido del color. El Mediterráneo es azul muy profundo y tiene un cielo del mismo color. Un lugar con una claridad única. Para mí el clima influye. Siempre digo que los griegos pudieron desarrollar un pensamiento tan amplio porque surgieron en el Mediterráneo”, confesaba en 1999 al diario ‘La Nación’.
“Mis personajes tienen un fin didáctico o moralizador porque expresan ternura, sabiduría en lugar de violencia o expresiones de mal gusto. Creo que haber sufrido la Guerra Civil Española hizo surgir en mí la idea de buscar personajes que fueran símbolos de comprensión y de paz”.
En Buenos Aires, García Ferré termina el bachillerato y se matricula en Arquitectura, carrera que abandona en cuarto curso, arrastrado por el éxito. Su primer gran personaje, ‘Pío Pío’, se convierte en 1952 en una de las estrellas de la más importante revista infantil, ‘Billiken’. En 1959 funda la agencia Producciones García Ferre y ve cómo otro de sus personajes, ‘Calculín’ también atrae la atención del mundo infantil. Sus publicidades animadas se convierten en sucesivos éxitos. Con unos gatitos de ‘Lanas San Andrés’ gana un premio Martín Fierro en 1964.
Este mismo año García Ferré saca a la luz la revista infantil ‘Anteojito’, que durante 37 años y con 1.925 números publicados ha sido un clásico de ayuda escolar. En 1967 Producciones García Ferré, con una plantilla de ochenta empleados, lleva a la televisión una propuesta muy creativa, la primera serie de dibujos animados titulada ‘Las aventuras de Hijitus’, que relataba la historia de un niño bueno y noble con poderes mágicos. Se emitió hasta 1974. Tras ‘Hijitus’, vinieron ‘Larguirucho’, ‘Pucho’, ‘Serrucho’, ‘Oaky’, el profesor ‘Neurus’ y la bruja ‘Cachavacha’.
Los estudios de García Ferré crecían y cada vez se sumaban más empleados, porque a la parte editorial se sumaba la realización de películas de largometraje en colores, que se realizaban en paralelo a la serie de ‘Hijitus’. En 1972 se estrena ‘Mil intentos y un invento’, el primer largometraje de dibujos animados argentino con ‘Anteojito’ y ‘Antifaz’ como protagonistas. Un año más tarde ‘Las aventuras de Hijitus’ es llevada al cine, y en 1975 vuelve a deleitar al público con ‘Petete y Trapito’, que venía de la mano del éxito de ‘El Libro Gordo de Petete’.
El muñeco de peluche ‘Petete’ apareció en la televisión con una joven presentadora, la modelo y actriz Gachi Ferrari. El programa se retransmitió entre 1970 y 1980 en Argentina Uruguay, Perú, Bolivia, Brasil, Chile, Venezuela, Colombia, Ecuador, México, Puerto Rico y España, donde compitió con el famoso ‘Topo Gigio’. A principios del 2000, Telefé comenzó a emitir nuevos cortos de ‘El Libro Gordo de Petete’, pero esta vez acompañado por la modelo Guillermina Valdés.
Con sus dibujos animados, García Ferré marcó la infancia de varias generaciones en Argentina. Durante su carrera se destacaron exitosas películas para niños como ‘Trapito’, ‘Mil intentos y un Invento’, ‘Ico: el caballito valiente’, ‘Pantriste: Corazón, las alegrías de Pantriste’, ‘Manuelita’. El año pasado, a sus 82 años, estrenó su última película, ‘Soledad y Larguirucho’, una historia protagonizada por la cantante Soledad Pastorutti, que combinó dibujos y personajes reales.
García Farré se casó con la escritora Inés Goldstein, con la que tuvo tres hijos, Carlos, Diana e Irene. En 1994, después de cinco años de viudez, se casó con María Inés, una colaboradora de su editorial. Los premios recibidos a lo largo de su carrera se cuentan por cientos. El 22 de septiembre del 2009 fue declarado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires.
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