El inicio de curso religioso llega a Almería con sorpresa debajo del brazo. Cuando todo parecía indicar hace unos meses que la venta del edificio del Seminario era algo inevitable para poder seguir haciendo frente a la millonaria deuda de la Diócesis, septiembre ha traído un giro de guion: el obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero ha dejado claro que el Seminario no se va a vender.
En una carta firmada el 10 de septiembre por el prelado, se ha anunciado a toda la Diócesis la noticia. "Quiero transmitiros que el Seminario no se va a vender", afirma tajante y rotundo Gómez Cantero en la primera línea de una carta que reconoce escribir "con esperanza".
¿Qué ha pasado en estos últimos meses para que lo que ayer parecía inevitable hoy se descarte por completo desde el Obispado? Algo que, visto desde fuera, parecía totalmente inesperado: "Una donación que he recibido de un empresario de fuera de la Diócesis, que me ha pedido como condición su anonimato" habría sido una de las claves para que se descarte por completo la venta del edificio del Seminario.
No obstante, no es solo la donación lo que ha hecho posible este cambio en el rumbo financiero de la Diócesis de Almería. Tal y como detalla Gómez Cantero en su breve carta, también han influido "las distintas ventas realizadas y otras que están en trámite (...) y unas operaciones bancarias negociadas en Madrid".
De esta forma, otra figura clave en el cambio de escenario económico además del empresario anónimo sería la de Xavier Pomés, expolítico catalán que ejerce desde hace más de dos años como ecónomo de la Diócesis de Almería.
"Todo ello en su conjunto nos permite alejar la urgencia de la venta del Seminario y afrontar el futuro con más tranquilidad", afirma el obispo de Almería. No obstante, esto no quiere decir que la deuda millonaria se haya solucionado de la noche a la mañana, ni que la Diócesis almeriense nade ahora en la abundancia. De hecho, Gómez Cantero también advierte como cierre de su misiva que "debemos seguir trabajando con rigor en la gestión de la Diócesis, con austeridad, honestidad y claridad. De esta manera, creo, con esperanza, que superaremos el bache económico que padecemos".
Una venta más que asumida
Cabe recordar que el sabor con el que llegó el verano fue otro muy distinto en la comunidad católica almeriense. Tanto es así que el obispo llegó a citar a todos los sacerdotes de la Diócesis de Almería para que el ecónomo expusiera la situación financiera actual y confirmar que, efectivamente, existía una oferta de compra por el edificio del Seminario.
Esa oferta, de una empresa cuyos nombre y sector no llegaron a trascender, superaba el millón y medio de euros. Por la cifra, la operación inmobiliaria requería del visto bueno de los consejos que asesoran al obispo y, además, del propio Vaticano.
Números y burocracia aparte, la simple idea de vender el edificio del Seminario causaba un importante rechazo en un significativo sector del clero almeriense, que por cuestiones sentimentales (además de por la importante pérdida patrimonial que suponía para la Diócesis de cara al futuro) se oponían tanto en público como en privado a la operación.
Sin embargo, las cosas han cambiado. Sin hacer mucho ruido, con no poco trabajo y esa donación anónima, se ha conseguido frenar algo que hasta hace unos meses parecía la única tabla de salvación posible, la salida para las inminentes obligaciones de pago a las que tenía que hacer frente la Diócesis de Almería.
La cantidad a tener en la memoria diocesana son esos más de 20 millones de euros de deuda que sacó a la luz un auditoría hecha por Deloitte. Si bien el obispado no ha hecho públicas en ningún momento las cifras de la donación o el cambio que suponen las operaciones bancarias que han permitido negociar la deuda, lo cierto es que se ha salvado una 'bola de partido'. El Seminario seguirá siendo de la Diócesis de Almería, porque ya no hace falta venderlo.
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