El año 2016, al menos los siete meses ya transcurridos, va camino de convertirse en uno de los más secos del último medio siglo. La evidente falta de precipitaciones ha dejado los embalses en mínimos históricos, el caudal de los ríos, en menos del 0,01 por ciento de su nivel medio, los acuíferos y pozos se encuentran prácticamente agotados, el suelo y la vegetación sin nada de humedad y los problemas para la agricultura y ganadería no hacen más que crecer.
Pues bien, a todo ello, es posible que haya que añadir la llegada de medusas en una cantidad notable a las playas almerienses. Entre las condiciones que favorecen la proliferación de estos seres, y teniendo en cuenta que varían según el tipo de medusa, los expertos señalan la falta de lluvia como una de ellas.
Aguas frías
La elevada diferencia entre la temperatura del mar abierto y la de la costa favorece la expansión de las medusas por la línea de playa. Así, los años más lluviosos, que favorecen que las aguas de la costa estén más frías, preservarán las playas de medusas, explica Josep María Gili, investigador en el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona.
La forma de la costa también influye y las bahías cerradas, en donde corre menos el viento, son propicias para que haya más medusas.
Otro factor importante a la hora de determinar la abundancia de medusas en la playa es el viento. Así, las brisas costeras del mar hacia la tierra y al atardecer mueven las medusas hacia las playas, mientras que los vientos intensos de la tierra al mar limpiarán las playas de estos animales.
Asimismo, las altas temperaturas favorecen su llegada. Algunas variedades buscan las aguas más calientes y se acercan hasta la costa, donde aprovechan para poner sus pólipos.
Teniendo en cuenta estas cuestiones, es ahora, a mediados de agosto, con el agua del más calentada por muchas horas de sol, cuando se dan las condiciones idóneas para que aumente el número de medusas en las playas.
Embalses sin agua
Cuando falta poco más de un mes para que acabe el año hidrológico, la situación de los dos embalses de la provincia es crítica. Según los datos de la Consejería de Medio Ambiente, a fecha 9 de agosto, el pantano de Cuevas del Almanzora está al 7,5% de su capacidad y la lluvia acumulada desde octubre del año pasado, fecha de inicio del año hidrológico, es tan solo de 81,4 litros.
Pero más preocupante aún es el estado en que se encuentra el embalse de Benínar, en Berja, que está al 4,7% de su capacidad, y eso que la pluviosidad acumulada en el año hidrológico ha sido de 211,3 litros. El volumen de agua embalsada es de 2,9 hectómetros cúbicos (hm3), prácticamente la mitad que en agosto de 2015, cuando había 4,6 hm3. Actualmente, el pantano de Cuevas embalsa 12,2 hm3, frente a los 17,2 del verano pasado.
En cuanto a las precipitaciones registradas en 2016, solo en el mes de mayo fue superior a la media y, curiosamente, la pluviosidad máxima en 24 horas de toda Andalucía se produjo en el Canal de Benínar-Aguadulce, donde el día 9 se recogieron 98 litros por metro cuadrado. También es llamativo que tanto la temperatura máxima como la mínima de mayo se registraron en Almería: 42 grados en El Saltador el día 14 y, -11 en La Ragua el día 5.
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