El camino a clase para la joven Alicia, una arboleana de 14 años, se ha convertido en toda una odisea no exenta de peligros cada mañana. No es que a esta alumna del IES Martín García Ramos de Albox se le peguen las sábanas más de lo habitual ni que le cueste más que sus compañeros acudir al centro cada día.
El motivo radica en el kilómetro y medio que debe recorrer cada mañana, mochila al hombro, para subirse al autobús que, tanto a ella como otros dos compañeros le transporta cada mañana desde su barriada de Arroyo Aceituno en Arboleas hasta el centro educativo.
Para llegar a la parada más cercana a su casa debe superar esos 1,5 kilómetros de una carretera sin apenas arcenes y sin iluminación alguna, con el peligro que esto entraña sobre todo una vez entrado el invierno, cuando ni tan siquiera los rayos del sol podrán ahuyentar los riesgos a los que por primera vez se enfrentan los alumnos de esta barriada. Y es que este año la Delegación de Educación ha eliminado una parada situada en ‘Los Cojos’, donde antes el autobús escolar sí que hacía parada. Paradójicamente se trata de una de las paradas más preparadas de la barriada, con marquesina en buenas condiciones incluida. Este año, además de los 500 metros que separan la marquesina de su casa, estos estudiantes recorrerán el kilómetro de distancia entre la parada más cercana y la eliminada del itinerario, con la indignación de los padres.
Tras el autobús
“Ahora tienen que irse al Chopo, a 1,8 kilómetros para estar allí a las siete menos cuarto, así que tienen que salir una hora antes. Por la noche sin alumbrado y sin nada con el peligro que tiene la carretera”, denuncia María Jesús, madre de uno de los niños afectados.
La indignación es aún mayor debido a que el autobús pasa literalmente por delante de la antigua parada, pero sin pisar el freno. El itinerario del transporte escolar es el mismo; la carretera es la misma; pero el bus ya no hace el ‘alto’ frente a la marquesina. La imagen es surrealista. El autobús deja junto a la carretera a los niños, que prosiguen su marcha andando tras el autobús, que contin´´ua en dirección a sus casas aunque sin ellos. “No les costaría nada que parase aquí el autobús pero nos han dicho que este año no se puede hacer nada y que lo solicitemos para el que viene”, comentan en el grupo de padres que se ha dado cita ante la antigua parada para denunciar esta situación.
“Veo normal los 500 metros que antes tenían hasta la parada, no voy a querer que vengan hasta la puerta de mi casa, pero es que ahora tienen que hacer un kilómetro más por una carretera sin arcenes ni iluminación”, reitera María Gallegos, madre de una de las estudiantes afectadas.
Sin respuesta
Los padres afirman que incluso el alcalde se ha puesto en contacto con la Delegación aunque según les ha asegurado “sin respuesta” por parte de la Administración andaluza. Este medio también ha intentado sin éxito conseguir una explicación por parte de Educación.
Por supuesto y si nada cambia, la travesía a pie junto a vehículos que circulan por la vía a una velocidad propia de una carretera secundaria también la deberán hacer a la vuelta de clase. A las tres de la tarde, bajo un sol de justicia y después de toda una jornada de clases. “Es una barbaridad”, sentencia uno de los vecinos que por el momento no tiene familiares afectados pero que, al igual que otros, los tendrá en próximos cursos si la situación sigue siendo la misma.
“Debería haber ocho paradas pero hay cuatro”, reclama Eva María, familiar de otra joven estudiantes. Por el momento, a estos estudiantes no les quedará otra que recorrer casi dos kilómetros de riesgos para encontrarse cada mañana con su profesor y sus compañeros.
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