La restauración del tramo final del río Adra para prevenir posibles inundaciones era una reivindicación de décadas en el municipio, tanto que el alcalde de esta localidad, Manuel Cortés, la calificó de “histórica”. “Llevamos cuarenta años esperando estas obras. Que después de tanto tiempo ahora tarden dos en hacerlas, hasta nos parece corto”, señaló, en declaraciones en Cadena SER Poniente. Porque, precisamente, ese, 24 meses, es el plazo establecido por la consejería de Medio Ambiente para acometer unos trabajos que se ejecutarán a lo largo de siete kilómetros en una superficie cercana a las 49 hectáreas. “Creo que es una noticia estupenda. Ahora hay que urgir a la Junta para que las obras comiencen de forma inmediata y no se paren”, apuntó el regidor abderitano.
Carácter prioritario
Los trabajos, como explicó el delegado territorial de Medio Ambiente, Antonio Martínez, tendrán un carácter prioritario, ya que comenzarán en solo una semana y cuentan con una inversión de 1.1700.000 euros. La zona en la que se operará ocupa únicamente el 3 por ciento del término municipal, 297 hectáreas que, sin embargo, tienen una “extraordinaria” relevancia ambiental que ha obligado a que el proyecto de intervención en el río cuente con un informe favorable de la Red Natura 2000.
Este documento ha condicionado, a su vez, la metodología de los trabajos, su calendario de ejecución -las obras tendrán que parar de mayo a septiembre durante el periodo reproductor de la fauna que habita en la zona- y el tratamiento de los residuos que se recojan y se generen.
El delegado provincial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Antonio Martínez, destacó que las labores de limpieza incluirán la retirada de residuos orgánicos e inorgánicos depositados sobre el cauce -que Martínez atribuyó al “comportamiento insolidario” de algunos productores que tienen sus explotaciones junto a la vereda del río-, la realización de tratamientos selvícolas para favorecer la regeneración de la vegetación autóctona eliminando especies exóticas que han invadido la zona, quitar el cañaveral que se ha extendido por la ribera y el cauce del río y sustituirlo por plantas propias de los ecosistemas de ribera. El proyecto de actuación en el río Adra está “nítidamente” vinculado, según Medio Ambiente, con las iniciativas públicas ligadas al modelo de ‘economía circular’, generador del llamado ‘empleo verde’.
Fin de los vertidos Martínez fue taxativo al referirse a la necesidad de acabar con el vertido ilegal de residuos agrícolas que algunos agricultores realizan de forma “indiscriminada” sobre el cauce del río, en diversas ramblas y barrancos del entorno y en el perímetro de las Albuferas. “La mala imagen que generan unos pocos, perjudica a todos”, dijo. Con todo, Medio Ambiente sostiene que la limpieza del río “no es la solución definitiva” y que deben ejecutarse las intervenciones de laminación y acondicionamiento del cauce que corresponden al Gobierno central y que incluye el Plan Hidrológico , “que protegerá a la población de posibles inundaciones”.
43 años de la peor riada
El anuncio de Medio Ambiente ha coincidido con el 43 aniversario de las inundaciones que tuvieron lugar en 1973. Un viernes 19 de octubre, Adra despertaba tras una noche de lluvias torrenciales y fuerte aparato eléctrico. La tranquilidad desapareció de golpe cuando el río empezó a crecer. Había recibido en muy pocas horas 206 litros por metro cuadrado y al llegar al desvío artificial que se le hizo en la Cuesta del Borrego, en el camino de La Alquería, una espectacular ola de seis metros de altura saltó por encima de los muros de defensa y dirigió una muralla de agua, lodo y fango hacia el corazón de Adra y su vega. Más de 1.000 hectáreas de vega y toda la parte baja del municipio quedaron completamente anegadas.
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