Los subcontratistas preocupados ante el frenazo de la Vera-Garrucha

No se cumplió el compromiso del consejero de Fomento, Felipe López, de reiniciar las obras de de Desdoblamiento de la Carretera Vera-Garrucha en septiembre. Lo prometió el pasado 10 de agosto, en el Ayuntamiento de Vera, bajo el pendón de los Reyes Católicos, escoltado por el anfitrión, Félix López, y por María Antonia López, la alcaldesa de Garrucha: es decir, tres López distintos y una sola carretera.

Los conductores que transiten estos días por el tramo en cuestión de cuatro kilómetros, entre Cabuzana y Las Buganvillas, comprobarán que no hay máquinas trabajando, ni con visos de hacerlo en próximas fechas.
Ninguno de los tres millones presupuestados por la Junta en 2016 para esta obra se han ejecutado hasta el momento y se han derivado al Presupuesto de 2017.

Revisión de obra
Han pasado siete años desde que se adjudicaron estas obras a la UTE Detea-Tapusa por un presupuesto de 11,8 millones  de desdoblamiento. Se ejecutó  un 20% y,  desde entonces, no se ha construido ni uno solo de los 4,3 kilómetros restantes proyectados para esta obra calificada de interés social por los embotellamientos de circulación que evitará en los meses estivales.

Durante todo este largo tiempo, esta esperada obra ha tenido que sortear dificultades como la obligatoria disposición de los terrenos por parte de los ayuntamientos con retraso en las expropiaciones, la explosión de la crisis que dejó las arcas públicas casi con telarañas para la obra pública programada y también ha resultado un imprevisto agregado el concurso de acreedores en el que entró la adjudicataria en 2012, del que finalmente ha logrado salir hace unos meses.

Los subcontratistas almerienses de obra pública, es decir, las empresas que, de facto, ejecutarán los trabajos del nuevo firme, se muestran preocupados por el futuro de esta ansiada vía, porque no ven que haya movimiento. Su presidente, Jerónimo Parra, expresa que “el gremio está preocupado porque teníamos muchas esperanzas en estas obras, muchos puestos de trabajo dependen de ella, pero no vemos que se avance”.

Añade que “tenemos referencias de que el inicio de las obras se encuentra atascado porque  la empresa y la Administración no se ponen de acuerdo por un modificado que revisa el presupuesto inicial”.  De hecho, el consejero ya indicó en su visita a Vera que la inversión prevista ascendía ya a 12,3 millones. A los subcontratistas, Detea ya le ha pedido ofertas, pero no termina de decidirse.

En  próximas semanas
El delegado territorial de Fomento, Joaquín Jiménez, consideraba ayer, sin embargo, que los trabajos comenzarán en las próximas semanas, “la empresa está en disposición de poder comenzar la obra, solo quedan uno 500 metros de terreno en la zona final por ponerlos a su disposición”. Añade que “el modificado que está pendiente no afecta a los trabajos porque supone ni el 0,05 del presupuesto global, entendemos que estarán haciendo ahora trabajos previos  de topografía".

Jiménez también resaltó que la empresa sevillana Detea “ha salido de la situación de concurso y se encuentra en buena disposición, de hecho ya ha reemprendido obras en Mairena (Sevilla)".

Puerto Rey- Buganvillas
Las obras de la segunda fase del Desdoblamiento Vera-Garrucha se ejecutaron en un 20%, antes de que la crisis hiciera mella en los presupuestos de la Junta. La zona que queda por desdoblar de la AL-352 tendrá que solventar varias dificultades, entre ellas el viaducto sobre el río Antas, de 78 metros de longitud y el cruce de viales con urbanizaciones como la de Puerto  Rey.

En la actualidad, esa zona es uno de los puntos negros del tráfico en la comarca, que quedará estructurado, según el proyecto, en un enlace tipo diamante.

Para evitar congestiones de tráfico, también se duplicarán las vías de acceso a la glorieta de las Buganvillas, donde finaliza el desdoblamiento.

Siete años para cuatro kilómetros
Los enlaces de Puerto Rey y Las Buganvillas se transforman en verano en un hormiguero de vehículos del que es difícil escapar. Una comarca como el Levante almeriense, eminentemente turística, tiene difícil su progreso si los visitantes evitan llegar por temor a los atascos. La vieja carretera Vera-Garrucha, esa que transitó tantas veces el Caito y antes las tartanas con parada en la Media Legua, es uno de esos puntos negros de los que todo el mundo huye. Por eso, la finalización de la doble vida, más que un capricho comarcano, es una necesidad vital. Nunca antes, cuatro kilómetros dieron tanto tormento. Cuatro kilómetros que son una ratonera para los conductores pero también para bares, restaurantes y negocios varios en general.