Resurgen los negocios artesanales

Casi todos los pueblos de la provincia tienen ya su pequeña empresa agroalimentaria

Puesto de venta de una empresa de fabricación de embutidos artesanales como morcillas, morcones, salchichones y chorizos.
Puesto de venta de una empresa de fabricación de embutidos artesanales como morcillas, morcones, salchichones y chorizos.
Manuel León
12:20 • 11 dic. 2016

A pesar de que la economía almeriense está cada vez más marcada por el uso de la tecnología agro, la provincia está asistiendo en los últimos meses a un revival de negocios basados en la elaboración de productos artesanales, concebidos como pequeñas industrias familiares de pueblo y consagrados a la elaboración de embutidos, dulces, aceites, mermeladas o licores.




Más de medio centenar de firmas se han consolidado en los últimos tiempos por los pequeños municipios, gerenciadas por emigrantes que volvieron al rincón de sus padres y abuelos o por nuevas generaciones de jóvenes de la Alpujarra, del Andarax o del Almanzora que vuelven a su pueblo al no encontrar un trabajo en ciudades más grandes.




Casi todos los pequeños pueblos almerienses, que empezaron a quedarse despoblados, tienen hoy una pequeña empresa dedicada a la elaboración de algún producto artesano.




Ferias y mercados
Buscan su mercado en esas ferias agroalimentarias y de productos gourmets que tanto están proliferando en los últimos tiempos por el país. También se nutren de los visitantes de fin de semana que hacen turismo rural, desde la capital almeriense o de la vecina Granada.




En la calle Delicias de la capital ha nacido Orza de Almería, que manufactura seis variedades de lomo, costilla, pavo y ternera cocinada con sal de Cabo de Gata; los caracoles, con la marca El Perdiz, es la propuesta de Serafín Cano, de Serón, que abastece a casi toda la hostelería local. Serafín se fue hace un tiempo a tierras aragonesas donde compró 65.000 caracoles con los que ha creado una pequeña industria que se abre a otros inversores interesados en este molusco.




Desde Taberno también se está abriendo entre la clientela de supermercados la Carnicería Gil El Pavero, con productos como el salchichón, chorizo, tocino y la morcilla que es la estrella de su producción.




También juegan en esa misma división los Embutidos Artesanos Sierra de Laujar, o Peña Cruz, en Serón.




Las queserías también han llegado al tradicional municipio jamonero con Seronés Artesano, elaborado con pura leche de cabra de la Sierra de los Filabres, junto a Medal Laujar, que opera en la Alpujarra almeriense y La Pastora, en Taberno.


En aceites, Almería ha crecido a pasos agigantados. A las industrias de Castillo de Tabernas y Oro del Desierto o La Almazara de Canjáyar, se han unido Oleo Jarico, en Huércal-Overa, y Oleo Almanzora, en Pulpí. La cooperativa Vega del Andarax, con sede en la aceitera Canjáyar, produce ya medio millón de litros con una alta demanda.


Otro segmento de negocio recuperado, el de la miel, cuenta con elaboradores como Miel Sierra de los Filabres, en el municipio de Lubrín, con variedades de frutos secos o en panal, con 2.500 colmenas propiedad de José Antonio López.


Panadería El Túnel elabora desde 1860 las típicas rosquillas de Alhama que aspiran a obtener denominación de origen. Al igual que la Panadería Javi y Raúl,  que elabora en Taberno la Confitería Abuela María, en Laujar.


En el casi deshabitado Chercos florecen sus productos artesanos Lorusso Food, con sus cinco variedades  de mermeladas y sus aceites de oliva, con energías limpias y su concepto slow.


Chocolates, conservas y licores 
Más allá del Raf o la gamba roja, Almería también se abre camino con otros productos, más extravagantes, pero tan almerienses como un mantecado de Fondón o una caballa de la bahía. Además de las cinco o seis marcas de cerveza genuinas almerienses o de las seis o siete bodegas de vinos, la provincia cuenta en su haber con una fábrica de mojitos, tan auténticos como los que se puedan beber en el Malecón habanero, pero macerados en Dalías, a los pies de la Alpujarra; una ginebra apreciada por los británicos con receta hecha en Turre; un chocolate auténtico elaborado por La Virgitana de Berja; un  jamón, no de cerdo, sino de cordero segureño, criado en la zona de Los Vélez y unas migas congeladas, alumbradas por un carpintero de Lubrín, que están -dicen- como recién sacadas de la paila.


También siguen abriendo brecha en los mercado marcas tradicionales como La Gergaleña, del Grupo Caparrós, Conservas La Receta, en Viator o los productos deshidratados y snaks Natural Crunch, en Benahadux.



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