Una empresa de mármol cierra “sin avisar” y deja en la calle a 34 empleados

El empresario denuncia un `boicot` de los trabajadores, que se reúnen cada mañana en torno a una fogata para evitar `el despido procedente`

Los trabajadores, esta mañana, a las puertas de la empresa.
Los trabajadores, esta mañana, a las puertas de la empresa.
Guillermo Mirón
18:43 • 12 ene. 2017

Cuando la empresa de elaboración, corte y tallado de mármol ‘Hank Mármoles’ cerró “por vacaciones” a comienzos de la última Navidad, sus empleados no esperaban encontrarse que, al regresar al trabajo en la fecha prevista para la reapertura este lunes 9 de enero, la puerta siguiera cerrada a cal y canto.




La decisión del administrador de la empresa tampoco cogió del todo por sorpresa a los 34 trabajadores que cada mañana se reúnen en la puerta de las instalaciones donde antes acudían al tajo. La empresa les debe entre tres y cinco meses de nóminas. Una fogata es la única ‘herramienta’ con la que cuentan cada mañana para intentar calentarse a temperaturas que rozan los cero grados cuando se dan cita a las siete de la mañana.




Desde hace cuatro días asisten a su lugar de trabajo para pedir “soluciones” pero también por miedo a que el cierre "sin avisar" de las puertas sea una estrategia del nuevo administrador de la empresa para que no acudan a su puesto de trabajo “durante tres días y así nos pueda despedir de forma procedente, sin indemnizaciones”, señala Juan Pedrosa, delegado sindical por UGT de los trabajadores.




‘Hank Mármoles’, con más de un cuarto de siglo de existencia, ha seguido el mismo camino de otras muchas compañías del sector de la piedra natural. Durante los años del ‘boom’ inmobiliario de la pasada década vivió una época más que fructífera en lo económico. La llegada de la crisis económica comenzó a cambiar las cosas. En los últimos años la empresa ha sufrido varios Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) y numerosos despidos, aunque el último ERE fue recurrido por los trabajadores, que lo ganaron. “A raíz de ahí los dueños alemanes de la empresa buscaron un administrador murciano, que es quien va a cerrarla”, señala Luis Sola.




El caso de este empleado de Olula del Río es de los más graves. A sus 38 años y al igual que otros compañeros sufre silicosis (enfermedad originada por la inhalación de partículas procedentes del polvo del mármol) y está en tratamiento psicológico. Sus 19 años en la empresa, asegura, no han sido tenidos en cuenta para recibir la atención que demanda por su situación. “No estoy trabajando desde el mes de mayo y ahora estoy pendiente de pasar por el tribunal médico. He denunciado mi caso porque la empresa no me hace caso. Ni me dan reubicación ni nada”, denuncia.

El propietario: "Los trabajadores han intentado boicotear la empresa"
Preguntado por la denuncia de los trabajadores, el administrador de la empresa, José Antonio Cánovas, ha asegurado que "la empresa no ha cerrado" pero que actualmente está haciendo un estudio y una reestructuración de puestos de trabajo, de la viabilidad de la empresa e inventario". Sobre la falta de comunicación a los empleados el gerente ha afirmado que "se les mandó una carta diciéndoles que se iba a abrir el día 11 de enero pero con todas estas historias estamos terminando".




De igual modo asegura que "si no se abre mañana, estará funcionando a pleno rendimiento el lunes o el martes de la semana que viene". Cánovas dice que la empresa es "viable" y que tiene pedidos de cientos de miles de euros en marcha pero que  "hay personas -en alusión a los trabajadores- que han facturado para la empresa 400 euros en dos meses. Es decir, han montado cuatro chimeneas" por lo que cree que "el problema es que cuando una empresa cuesta 70.000 euros en nóminas y factura 20.000 porque los trabajadores quieren, comienza a tener problemas".




En este sentido ha aseverado que hay empleados que "han intentado boicotear a la empresa", culpando a los trabajadores porque "cuando la cogimos mucha gente habló conmigo diciendo que llevaban muchos años y pidiéndome que les despidiera y que les diera la indemnización y que después, si les interesaba, les volviera a contratar. Hay que tener en cuenta que son trabajadores de 17 y 18 años, entonces lo que muchos buscan es un enfrentamiento con la empresa para ir a un enfrentamiento laboral buscando un despido improcedente y que se les indemnice".




Mientras llega una solución, los trabajadores seguirán dándose cita en el Polígono Industrial Rubira Sola aunque no pueden trabajar. Una fogata es por ahora su punto de encuentro.



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