El refranero suele ser muy acertado, y expresiones como “año de nieves, año de bienes” o “con nieve en enero no hay año austero” ganan sentido cuando, como ha ocurrido este año, las nevadas cubren las sierras de la provincia de Almería.
La evolución del cambio climático ha convertido este año casi en una excepción ya que desde que se iniciara el presente Siglo XXI la nieve no había cubierto de blanco las cumbres de Los Filabres durante varios años. Los expertos hablan de esta sierra porque ha sido una de las zonas más afectada por la escasez de precipitaciones y porque es esencial para el mantenimiento de las fuentes, recarga acuíferos subterráneos de una amplia área provincial y suministra la humedad necesaria para impregnar la tierra y compensar el déficit que provocan las recurrentes sequías que padece el sureste, “permitiendo que los paisajes vegetales de su entorno cuenten durante la primavera y el verano con suficientes recursos disponibles en la reserva de agua del suelo”, explica la Delegación de Medio Ambiente en un informe.
Reserva de agua
Si importante resulta en las sierras Nevada o de Gádor, la nieve es vital en Los Filabres, una zona muy castigada por el cambio climático. Los expertos de Medio Ambiente explican que en los últimos años se ha producido un retraso en la llegada de la nieve y un adelanto en el proceso de fusión de la cubierta de nieve.
Sostienen que el ciclo de nevadas iniciado a mediados de diciembre será sumamente beneficioso para el medio natural, entre otras cosas porque aunque resulte paradójico, la nieve ejerce un efecto estabilizador de la temperatura del suelo (efecto iglú) que evita las oscilaciones extremas en la temperatura del suelo y protege las raices de las plantas.
Protección vegetal
Porque el control de la temperatura del suelo depende de la vegetación en verano y de la nieve en invierno. La primera enfría y la segunda calienta, dando como resultado una oscilación térmica convenientemente atenuada.
Filabres es un sistema más sensible que otros a los cambios y a las sequías y por ello la nieve ha sido recibida con mayor satisfacción. Por esa razón es la única zona forestal declarada Zona Especial de Conservación de la Red Natura 2000 con el elocuente nombre de “Calares de la Sierra de Los Filabres”, nombre que describe perfectamente los servicios ecosistémicos de provisión de agua que presta este sistema a la sociedad almerienses a través de la masa de aguas subterráneas. Es, según los técnicos, la zona de monte que es capaz de ‘cosechar y generar los mayores volúmenes de agua por unidad de superficie de toda la cuenca hidrológica.
Beneficio
Las últimas nevadas calan en profundidad, esculpiendo el atractivo mundo subterráneo de Cueva Larga y otras cavidades a la vez que recarga, gota a gota, la masa de aguas subterráneas de la Sierra de Filabres, cuya descarga da origen al caudal de ríos y arroyos de montaña (Bacares, Arriba, Nima, El Conde, Los Carrascos, Barranco El Fraile o Barranco Negro, que no se agotan.
Pero además aíslan las raíces del frío propio del invierno y, también de las anormales temperaturas de los últimos años, protegiendo las plantas silvestres que cubren de esta forma, sin desconciertos fenológicos, sus ciclos vegetativos anuales, ya que el frío y la nieve retrasarán la floración y los riesgos derivados de las heladas.
Pero es que además ese frío contribuye al control natural de los procesos reproductores de numerosos insectos, evitando que alcancen el grado de plaga (procesionaria, lagarta peluda o perforadores) convirtiéndose en la mejor herramienta de defensa de las masas forestales.
La nieve, pues, es el mejor regulador de las masas forestales, su mejor protección y el mejor sistema de gestión del agua al calar poco a poco en la tierra y mantener la vida no sólo de la flora, sino también de la fauna y, por supuesto, de la población humana.
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