Vacas marinas, focas y ballenas de hasta cinco millones de años están a la espera de ser rescatadas en Cuevas del Almanzora bajo la tutela de los paleontólogos Joaquín Sendra, Miquel De Renzi, Paul Pamqvist y Matias Reolid (universidades de Valencia, Málaga y Jaén). El estudio previo de este ecosistema único ya ha desvelado la presencia de manglares que indican el ambiente tropical y subtropical, además de la presencia de aguas hidrotermales en la época del Plioceno.
Todos estos trabajos y conclusiones iniciales ya publicados, se han presentado en unas conferencias sobre Paleontología como punto de partida mientras se tramitan todos los permisos pertinentes para el inicio de los trabajos.
Fósiles
Ya en las manos de los investigadores se encuentra parte de una mandíbula del antepasado del lince ibérico, el Felis Issiodorensis (estudiado junto a Jorge Morales del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid y Plinio Montoya de la Universidad de Valencia), así como otras muelas fósiles de rinoceronte y de ciervo que están en estudio todavía. Son los coetáneos terrestres arrastrados al antiguo mar de los grandes “monstruos marinos” que, con suerte, aún se descubren en ramblas, colinas y montañas de Cuevas como se conocen hoy día. “Esperamos que entre los restos que encontremos también se encuentren las cabezas de estos animales”, señaló el paleontólogo en su reciente visita a Cuevas.
En el Plioceno, entre 2 y 5,5 millones de años, la línea de costa estaba aproximadamente donde hoy se encuentra el pantano de Cuevas y gran parte del término municipal actual era un extenso fondo marino en un pequeño golfo. Ello permitía un ecosistema habitado también por grande mamíferos, terrestres y acuáticos, antes de la época en que aparecieron los homínidos, pero con datos paleoecológicos muy interesantes para correlacionar cuencas sedimentarias cercanas. La clave estará en conocer esa época para analizar los efectos del cambio climático y la extinción y recambio de animales que precedieron al Cuaternario, puesto que cada vez estamos más cerca de las características climáticas y ambientales del Plioceno, con una temperatura media que ronda los cuatro grados superior a la que vivimos en la actualidad.
Paleontología
Los restos que van a ser investigados son “un privilegio”, según destaca Sendra, “no todos quedan enterrados, deben darse unas condiciones muy concretas, y además es material biodegradable, por lo que se estima que el 99% se deshace”. Por ello, resalta el paleontólogo, “hay que sensibilizar a la población de que su destrucción es la destrucción de nuestro patrimonio y va en contra de una ley muy clara al respecto de 1985”.
A veces, para la recuperación de fósiles, frecuentemente expuestos a erosiones, obras y cambios geológicos, se ha contado con la sensibilidad de personas ajenas a este campo, que han visto estos restos y los han guardado o llamado a autoridades. Operarios, agricultores y otros particulares ya ayudaron para que no se perdieran hace más de veinte años muchas piezas de obras cercanas como la carretera de la Ballabona, con la colaboración de la Universidad de Granada, “que dio ejemplares y materiales que a día de hoy aún siguen estudiándose”.
Monstruo
Ya en 1877 se envía a Madrid desde el municipio conocido entonces como Cuevas de Vera parte de un elefante del Plioceno. Además, de 1878 data la primera a foto en Europa (y quizás del mundo) de los restos excavados de un mamífero marino, comúnmente conocido como el monstruo de Cirera, en referencia la rambla en la que se encontró. Fue encontrado por el ingeniero de minas Clemente Roswag y fotografiado por el célebre José Rodrigo. Se intentó llevar los restos a la exposición Universal de París, pero ya en Garrucha se perdió la pista de las tres cajas de fósiles, en teoría abandonadas por una polémica sobre el error en su clasificación. Posteriormente se han encontrado documentos que sugieren que en el trasfondo hay una historia de choques entre científicos y robo de trabajos por parte de algunas personas situadas en ciertos estamentos burocráticos, ya que los restos abandonados, se fotografiaron y publicaron unos diez años después.
En concreto, por individuos que actuaron siempre obviando el protagonismo del que puede ser el primer paleontólogo marino de la historia. Puede que Roswag cometiera errores, pero los que le sucedieron también, y no han sido borrados de la historia, como intentaron hacerlo con él, aunque en parte consiguieron apartarle de estos estudios con felonías.
Turismo sostenible
No es la primera vez que se realizan estudios reglados en el municipio. En los años 90 comienzan una serie de estudios que pusieron de relieve la importancia de los yacimientos, lo que no sólo puede ser explotado desde el punto de vista científico. La voluntad por parte del edil de Ciudadanos responsable del área de Cultura es iniciar un proceso que permita en el futuro la creación de un espacio de turismo sostenible en el municipio. Una vez que se haya recogido el material necesario, una red senderista puede recorrer la paleocosta levantina.
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