Investigadores del área de Genómica y Biotecnología del Centro Ifapa La Mojonera en Almería y del Laboratorio de Genotoxicología de la Universidad de Córdoba han asociado compuestos procedentes de la piel y la pulpa del calabacín amarillo con la muerte de células tumorales.
En concreto, según informa la Fundación Descubre, los expertos han detectado que ciertas vitaminas y pigmentos de esta hortaliza frenan el crecimiento del cáncer en líneas celulares de leucemia humana. Al mismo tiempo, en ensayos con un organismo modelo, concretamente la mosca Drosophila melanogaster, han revelado su potencial antitóxico para el ADN que lo protege frente al daño de la oxidación.
Diferentes ensayos
En su estudio, los científicos han analizado los niveles de cuatro compuestos presentes en el fruto -la luteína, zeaxantina, betacaroteno y la vitamina C-. Con todos ellos, han realizado ensayos ‘in vivo’ para evaluar los posibles efectos antitóxicos que ejercen estas sustancias sobre los genes y, también, se han desarrollado ensayos ‘in vitro’ para determinar su influencia en la destrucción y muerte celular.
Los resultados del estudio publicados en la revista Nutrients, apuntan además que esta variedad de hortaliza reúne un mayor potencial antitumoral en comparación con el calabacín verde claro o blanco.
Para corroborar estas conclusiones, los científicos han realizado ensayos ‘in vitro’ en los que se han tratado con calabacín liofilizado (al que le extrajeron toda el agua) células de leucemia humana y las han dejado actuar durante 72 horas en una placa. En otra, han colocado sólo células de leucemia sin tratar. “En la placa donde añadimos extractos de fruto encontramos muchas células tumorales muertas. En cambio, en la otra matriz hallamos muchas activas”, comenta María Angeles Alonso, científica de la Universidad de Córdoba y coautora del estudio.
Larvas de mosca
Por otra parte, también han examinado las propiedades de esta hortaliza con técnicas ‘in vivo’, utilizando larvas de las moscas, una mezcla compuesta por extractos de fruto de calabacín y agua oxigenada. Tras estos ensayos, los investigadores han advertido de que “el calabacín protege del daño oxidativo en el ADN producido por el agua oxigenada”, explica la investigadora Mercedes del Río, del Centro Ifapa La Mojonera y una de las responsables de este trabajo.
Por otra parte, en los experimentos ‘in vitro’, los expertos han advertido de que, además, los compuestos del calabacín amarillo concentran más actividad antitumoral que la variedad de color verde claro.
Actividad celular
Para ello, han aplicado pruebas estadísticas y han comparado los contenidos de todos los componentes bioactivos (sustancias que influyen en la actividad celular con efectos beneficiosos para la salud) en los tejidos de la piel y la pulpa en ambas variedades de calabacín, obteniendo mejores resultados tanto en relación con su capacidad antioxidante como antitumoral, en los calabacines de color amarillo.
Este estudio, que ha recibido financiación del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria y Fondos Europeos de Desarrollo Regional (Feder), se centra ahora en ampliar los conocimientos sobre uno de los principales compuestos del calabacín amarillo, el betacaroteno. “Queremos abrir nuevas líneas de estudio sobre esta fuente de vitamina A en el calabacín, al igual que con las variedades de color verde oscuro, donde hemos corroborado que son también muy ricas en compuestos bioactivos”, concluye Mercedes del Río.
Cuestión de color: amarillo o verde
El estudio deja claro que el color de la hortaliza sí importa. De hecho, los resultados indican que la variedad amarilla exhibe propiedades quimiopreventivas más eficaces que la verde claro y esto se atribuye al mayor contenido en compuestos bioactivos estudiados.
Así, en el caso de los pigmentos que dan color al fruto, como la luteína, su contenido tanto en la piel como en la pulpa en el calabacín amarillo fue más alto que en el verde claro. La presencia de luteína en la piel de la variedad amarilla es siete veces mayor que en la verdosa. Asimismo, la cantidad de vitamina C en la pulpa del calabacín amarillo es diez veces mayor que en la piel y en comparación con el calabacín verde claro, su contenido es también más alto.
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