El pasado 30 de diciembre de 2017 cerraba en Berja ‘Mora, peluquería de caballeros’, como rezaba arriba de su puerta de entrada, en su ubicación de Calle Agua, a pocos metros de la Torre de los Enciso. Desaparece así la última barbería de Berja, un negocio con más de un siglo de antigüedad, tres generaciones. Su último responsable ha sido José Mora Hurtado.
José, casado con Trinidad, a punto de celebrar sus 40 años de casados, y padre de dos hijos dedicados al mundo de la empresa, nacido en mayo de 1951, cesó en la actividad por su jubilación, hace poco más de un mes. Sus padres eran José, que falleció muy avanzados los 90 años de edad, y Carmen.
De padre a hijo
Su abuelo, José Mora Moreno, según cuenta José, abrió la barbería que protagoniza estas líneas en 1907, y siempre ha estado en distintos domicilios de la Calle Agua. “En 1982 nos pasamos en la misma Calle Agua, en el número 12, que es dónde ahora se ha cerrado”.
José empezó a trabajar en la barbería ayudando a su padre, José Mora Manrique; “con 11 años. Salía del colegio y me iba allí con él. Me hicieron un cajoncillo para alcanzar y empezaba a enjabonar y a quitarles los pelos a los hombres. Lo que hacían los aprendices en aquella época….Con 14 años ya me fui fijo allí y cuando se jubiló mi padre ya ejercí de titular”.
Mucha historia
José destacaba los utillajes de la barbería: el mueble, que sufrió un pequeño percance en el cristal en su último traslado, los sillones, que su abuelo pidió a una casa de Zaragoza, procedentes de América, “que era cómo lo decían y no de Estados Unidos, cómo se dice ahora”.
Un conjunto muy bonito. Le han propuesto comprarle algunos elementos aunque, dice, que, “si llegara a venderlo lo haría con el mueble y todo. Han querido comprármelo unos peluqueros de Berja, de Almería e incluso de Portugal”.
En todos estos años, en esta peluquería de caballeros, Mora ha visto todo tipo de personas, de niños a los que había que poner un cajoncito para que sobresalieran por el espaldar del sillón, hasta personas mayores, de toda condición.
Y en las barberías, destacaba, “las tertulias que había antes” y, continúa, “ahora ya no se espera nadie un segundo, pero antes eran de destacar y cuanto más hacía atrás más todavía…Mi abuelo, -recuerda que le contaba su padre-, leía muy bien y cuando estaba parado se juntaban los de la tertulia y les leía el periódico a los que había allí. La mayoría no sabía leer...”.
También en ese periódico, que llegaba de Madrid y que había salido casi una semana antes, llegaba con una novela por entregas. Cuando acababa la suscripción te daban un regalo; “mi abuelo eligió el reloj que hubo desde entonces en la peluquería”.
Momentos clave
Un acontecimiento significativo que le cogió en la barbería fue el golpe de estado del 23 de febrero; “uno fue a medio pelar. Sintió lo que pasaba en la radio y no aguantó. Haziel rápido lo que sea que me voy, me dijo”. En el debe de los últimos años, una enfermedad que le afectó al sistema respiratorio y de la que se recuperó bien y que forzó que la barbería estuviera unos 4 meses cerrada; “perdí clientela pero luego la recuperé. Puedo decir que he vivido toda mi vida de la peluquería, no he tenido otros ingresos, lo mismo que mi padre y que mi abuelo”.
Mora tenía claro que sus hijos no iban a seguir con el negocio; “es un trabajo muy esclavo, sin vacaciones ni puentes ni nada de nada,…los autónomos siempre han estado y siguen fastidiados”.
Ahora, en su jubilación, José Mora tiene pensado dedicar el tiempo a su familia : su mujer, hijos y nietos; su casa y también a la agricultura, la vega, a la que tampoco ha descuidado en estos años.
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