Hace casi quinientos años que nadie habita la ladera del cerro del Espíritu Santo, repleta de viviendas a principios del siglo XVI. Se van a cumplir cinco siglos desde que desapareció de su cima el ‘célebre castillo’ del que hablaban las crónicas de viajeros medievales. La vieja Vera, la Bayra musulmana repoblada por cristianos en sus últimas tres décadas de existencia, duerme bajo la tierra desde que un 9 de noviembre de 1518 un terremoto la sepultase.
Medio milenio de pisadas de los veratenses, que nunca han dejado de visitar el cerro, sepultan la mayoría de restos que aún se deben conservar. Otros, escasos pero de gran importancia, aún pueden apreciarse a simple vista: lienzos de muralla, cimentación de la alcazaba, restos de puertas, e incluso trozos de cerámica que continúan esparcidos por la ladera, a pesar del expolio sufrido en el pasado.
Ahora, coincidiendo con la celebración del V Centenario del Terremoto de Bayra, el Ayuntamiento veratense quiere poner en valor el patrimonio existente en el cerro del Espíritu Santo, declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de zona arqueológica en 2006.
Visita a las ruinas
De la mano de los arquitectos del proyecto de rehabilitación y puesta en valor del Espíritu Santo, Gerardo Úbeda y Lola Miralles, el pasado sábado por la mañana se llevó a cabo una visita al cerro para conocer de primera mano las actuaciones que se llevarán a cabo en los próximos meses. Un grupo miembros de la comisión del V Centenario, encabezada por el alcalde de la localidad, Félix López, junto a arqueólogos y expertos, realizaron una ruta de un par de horas por las ruinas.
Ascendiendo por el sendero de escalones construido en 2003, llegaron hasta la cima, ahora coronada por una enorme imagen del Sagrado Corazón de Jesús (desde 1949), pero donde permanecen los restos de la cimentación de la alcazaba. Allí, las actuaciones consistirán en la retirada de elementos urbanos, como vallas de madera y bancos y proteger (limitando el acceso) los restos medievales. “Como regla general partimos de la mínima intervención”, explica el arquitecto. Por ello, se centrarán en los elementos que tienen poca estabilidad (como las esquinas de la alcazaba, con riesgo de desprenderse) o en la protección de los elementos emergentes, protegiendo las cabezas de los muros y tratando los paramentos verticales con cal. Todo ello se hará aplicando técnicas y metodología actual junto a materiales tradicionales, como mortero de cal y piedras desprendidas en el propio cerro.
Desde la misma cima, donde se divisa la llanura de la nueva ciudad, la costa y los pueblos cercanos, como Mojácar, se aprecian otros elementos de la alcazaba, solo visibles para los ávidos ojos de los expertos: las ruinas de una puerta hacia el norte, o los restos de otra puerta acodada al este.
Con la ayuda de los teléfonos móviles, los visitantes pudieron ver en una recreación 3D el antes y después de la intervención prevista. Lo mismo que podrán hacer los grupos que quieran acercarse al cerro durante las obras, donde un guía les mostrará los trabajos ‘in situ’, en lo que han denominado ‘Abierto por obras’.
Continuaron la ruta descendiendo hasta la denominada ermita, un antiguo aljibe árabe, única construcción que ha sobrevivido al terremoto y al paso de los años. Allí, los arquitectos destacan un lienzo de muro de más de un metro, “que presenta unos materiales diferentes al resto y resulta muy interesante”. Todo el cerro esconde joyas arqueológicas para quien sabe mirar más allá de los matorrales, chumberas echadas a perder y pedruscos.
En breve, la primera fase de la puesta en valor de los restos (cuyo proyecto global incluye tres partes, prolongándose hasta 2020), saldrá a licitación por un importe aproximado de 300.000 euros (un millón de euros para todo el proyecto). El objetivo es que, antes de que acabe este 2018, año del quinto centenario, Bayra despierte al fin.
Revitalizar el entorno urbano del Barrio
El acceso al cerro se realizará a través de la calle Almería, para llegar a una explanada donde estará el aparcamiento y la puerta de entrada. Por ello, uno de los objetivos es, a través del desarrollo cultural del enclave arqueológico, conseguir revitalizar la zona urbana anexa a él, conocida como El Barrio, creando un nuevo foco turístico cultural.
Por ello, el alcalde veratense animo “a la gente joven que aprovechen una casa vieja para restaurarla y hacer un mesón, una tienda de suvenires, una peña flamenca, espacios culturales...”. La puesta en valor del Espíritu Santo se entiende como una oportunidad de hacer de una zona degradada, un foco turístico, siguiendo los pasos de ejemplos como Granada o Málaga.
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