Vuelve la minería a la Sierra de Gádor para extraer fluorita

Una empresa minera obtiene el permiso de investigación para sondear el terreno

Imagen  de la Sierra de Gádor tomada muy cerca al Pozo Lupión. Foto: Jose Miguel Sola
Imagen de la Sierra de Gádor tomada muy cerca al Pozo Lupión. Foto: Jose Miguel Sola La Voz
Javier M. de la Horra
18:11 • 10 mar. 2018

Una empresa minera ha sido autorizada para explorar en Almería una zona de alto valor ecológico en la Sierra de Gádor para buscar fluorita, un mineral fundamental para la reutilización del acero. La empresa, que acaba de obtener el permiso de investigación emitido por la Junta de Andalucía, calcula que podrá extraer al menos 300.000 toneladas de este mineral durante más de una década de explotación. Los sondeos se llevarán a cabo en los históricos yacimientos situados en los términos municipales de Berja, Laujar y Fondón. La minería, una actividad decisiva en la transformación socioeconómica de Almería en el siglo XIX, se reactiva por tanto en el que fuera uno de sus núcleos fundamentales: la Sierra de Gádor.




Conocido como Lupión –por el pozo minero del mismo nombre situado a 1.900 metros de altura en el municipio de Berja-, el permiso de investigación ha sido otorgado por la Junta para que la empresa minera pueda sondear una Zona Especial de Conservación (ZEC) incluida en la Red Natura 2000. “En algo más de dos años sabremos si es rentable; un buen punto de partida sería garantizar las 300.000 toneladas de mineral, que supondrían al menos diez años de explotación y la recuperación de la inversión, sin embargo, creemos que el área podría triplicar esta cifra”, adelanta a este periódico Celso Amor, socio almeriense de Minera de Órgiva SL, la empresa que ha obtenido el permiso. La sociedad, con sede social y fiscal en Órgiva (Granada), se centra en la explotación y comercialización de fluorita. En la actualidad tiene un yacimiento activo de este mineral en la Sierra de Lújar, actividad que da empleo directo a 45 personas en el municipio alpujarreño y que genera más de 100 puestos de trabajo indirectos.




Potencia en el S.XIX
La autorización emitida por el Gobierno autonómico impulsa en Almería una actividad hoy inexistente, la minería, que fue sin embargo uno de los más sólidos pilares de la economía provincial. De hecho, la producción de plomo de Sierra de Gádor en el primer tercio del siglo XIX alcanzó las 800.000 toneladas, convirtiéndose en la principal productora de Europa, tal y como recuerda la arqueóloga Inmaculada Jiménez Terrón, que realizó un exhaustivo inventario del patrimonio minero situado en esta sierra de Almería. De aquellas viejas minas quieren extraer ahora fluorita, un mineral formado por la combinación de calcio y flúor. “No es hasta la segunda mitad del siglo XX cuando se empieza a extraer fluorita, al aprovechar las escombreras creadas por la minería de años anteriores, es decir, solo una pequeña cantidad de los centenares de kilómetros de galerías de la Sierra de Gádor tuvieron como objetivo la extracción de fluorita”, valora Amor, cuya empresa produce y distribuye fluorita metalúrgica a países como Francia, Grecia, Eslovenia, Alemania, Portugal o Perú, y ve en la sierra almeriense “una de las zonas con mayor potencial de fluorita de España y quizás de Europa”.




Gran demanda
Reutilizar el hierro La fluorita es en la actualidad un mineral muy demandado. Gracias a ella pueda reutilizarse el hierro, el metal que más emplea el ser humano. “Se utiliza en las acerías que fabrican acero a partir de chatarra, se adiciona fluorita para que las coladas (hierro fundido) adquieran la fluidez necesaria para su limpieza y homogeneidad a menor temperatura”, precisa Amor, cuya empresa pretende investigar, “principalmente”, a partir de los frentes de explotación que fueron abandonados en los años 80 tras la caída del precio de las materias primas. “Aprovecharíamos las galerías existentes para sondear desde ellas y tener la menor incidencia en el exterior, siempre que sea posible, y cuando sea necesario sondear en exterior, aprovecharemos los caminos para no afectar a la flora de la sierra”, asegura Amor, consciente de que la Sierra de Gádor es un Lugar de Importancia Comunitaria (LIC). 




“Nuestra idea es plantear, antes de tres años, la mejor alternativa posible ante la Junta de Andalucía, de una minería con la menor repercusión ambiental posible”, insiste. Para lograrlo, la empresa seguirá el modelo que ya aplica en el yacimiento de Órgiva: un estilo propio que evita la formación de escombreras e incluye el desarrollo de la industria subterránea. “Es decir, toda nuestra actividad se desarrollaría en el interior y por tanto nos aproximamos a cero impacto ambiental”, aclara.




De los fenicios a Minersa, pasando por los romanos
Los primeros pobladores que explotaron las minas de Sierra de Gádor fueron los fenicios (siglo XIV y XII a.C.). La arqueóloga Inmaculada Jiménez Terrón considera lógico pensar que fue este pueblo, “que se asentaba y levantaba factorías en zonas litorales estratégicas y próximas a centros mineros”, el que fundó la factoría de Abdera (Adra) “atraído por los indicios de plomo existentes en la Sierra de Gádor”.




Su potencial no pasó desapercibido por otros pueblos, lo que propició la fundación de colonias, asentamientos próximos en la Sierra de Lújar y en la propia Sierra de Gádor. Las guerras de fenicios, cartagineses, helenos y tartesios “marcaron durante siglos la minería hasta la llegada de los romanos”, señala Jiménez. Por referencias documentales de época romana, se sabe que a la Sierra de Gádor y a sus estribaciones las conocían como Illiputa Montes. Estos nuevos pobladores trabajaron sistemáticamente las explotaciones mineras en busca de plomo, “idearon nuevas técnicas de arranque” y fueron los artífices de la primera legislación minera.




Pero fue la nueva ley de 1825 la que liberalizó el sector y propició el auge de la minería de plomo en la Sierra de Gádor, con un periodo de máxima explotación hacia el primer tercio del siglo XIX. Esos años, todos los pueblos del entorno , incluyendo Almería capital, vivieron un esplendor nunca antes conocido. Pero a partir de 1830, la superproducción a escala mundial del plomo, y la consecuente caída de precios, generó una desaceleración de la actividad minera. La crisis se agravó a partir de 1850, debido entre otras cosas a la falta de combustible en las fundiciones. 


Hubo un segundo período de actividad en el siglo XX. Pequeñas empresas dedicadas a la rebusca de mineral lograron implantarse en 1959 a través de Minersa (Minas de Almagrera), cuya actividad se prolongó hasta el cierre en 1985 del Lavadero del Segundo, en Berja.


Con su cierre puede decirse que se cierra la historia minera de Sierra de Gádor. Hasta hoy. Quién sabe si la extracción de fluorita reabrirá o no un nuevo capítulo en la historia minera provincial.



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