Paseo del Arte

De cuando en cuando, uno tropieza con hallazgos sugestivos. Sorprenden a mitad de camino, en este caso a mitad de Paseo Marítimo. Cambian el horizonte al que tanto está acostumbrado la mirada. Dan color al escenario habitual. En el Paseo Marítimo de Mojácar convergí con el Arte. Ya digo, una casualidad. Un grupo de pintores exponía su obra al aire libre. Digno de contar. Antes, una breve historia.

Mediaba la década de los 90, cuando en la Plaza Nueva de Sevilla coincidí en un encuentro fortuito con el entonces alcalde de Mojácar, Juan García. El hombre se mostraba eufórico. En no recuerdo cuál dependencia oficial, Consejería o Delegación, habían firmado la construcción de la I Fase del Paseo Marítimo. ¿Tú sabes lo que significa esto para Mojácar, me dijo? Pues, a ver, así de primeras… No pude continuar. Juan García se despidió con mi respuesta en el aire. Se metió en un coche que ya ocupaban otras dos personas. El vehículo enfiló la avenida de la Constitución, en aquel tiempo transitable, y no paró, supongo, hasta llegar a la playa de la Venta del Bancal. Ahí, en ese punto, me figuro al alcalde Juan García asomado al Mediterráneo con la vista fija en los dos kilómetros de Paseo levantado ya en su imaginación.

En el año 1997 concluyeron las obras del Paseo Marítimo de Mojácar, un paseo peatonal de 4 metros de ancho, carril bici, arcén y zona ajardinada. Pronto se vieron niños con patines, ciclistas, caminadores, corredores, paseantes…, el Paseo Marítimo cobró vida, amén de ofrecer otro perfil del litoral costero de Mojácar, aunque, todo sea dicho, con división de opiniones respecto a su estética. Nunca llueve a gusto de todos.

Hubo de transcurrir un quinquenio y varios años más, casi veinte en total si la memoria y las cuentas no fallan, para ver totalmente flamante la prolongación del Paseo en unos centenares de metros más. Las obras fueron acompañadas de inquietudes de vecinos, reparos de comerciantes… Más niños con patines, ciclistas, paseantes, corredores y los del Imserso con más trecho en sus cotidianas idas y venidas arriba y abajo.   

Y llegados a este punto, asomó el Arte para dar a los ánimos algo de calma y alimento espiritual a los transeúntes del Paseo Marítimo. Brotó el ‘Paseo del Arte’, una idea que surgió entre un colectivo de ciudadanos y residentes de distintas nacionalidades, fundamentalmente británica y española, con el vivo deseo de recuperar aquella Mojácar de pintores, músicos, poetas; de buscar el renacimiento artístico de un pueblo apuntalado con el talento, la inspiración, la estética de brillantes bohemios; un tiempo cuajado de creadores, artesanos, genios, que hicieron historia en esta zona del Levante almeriense.

Para ello, cuentan, realizamos una exposición el primer sábado de cada mes, si bien, en verano, queremos mostrarla en las noches de luna llena. Es también una contribución destinada a obras benéficas; cada mes se decide a qué organización se destina el veinte por ciento de la recaudación. Este mes ha sido para la protectora de animales PATAS y MACS. El mismo día, hacemos una obra colectiva en la que todo el que pase a vernos puede participar, dejar su pincelada en el Paseo del Arte. Luego, ese cuadro se subasta en Mojácar Fórum, una página creada por Brad Swift en Facebook y el dinero que se recauda es también para obras benéficas.

Ahí, en ese paisaje del pueblo de Mojácar, este servidor aplicó una minúscula pincelada, no era cosa de estropear el cuadro. La verdad, no sé cuántas personas se animaron a dejar su impronta en el lienzo. Lo que sí puedo asegurar es que el pasado sábado expusieron sus obras los organizadores de la exposición Brad y Ann Swift; Anika Samoa; Anushree Krementz; Bunny Willis; Juan Carlos ‘el chato’; Jackie Miles Kirby; Maddy Moon Norris; Roy Norris; Vicki Noble; Beatriz Onieva Segovia; Patricia Weston; Michael George Weston. Ya en la despedida, me dieron un recado: todos los pintores que se quieran unir al grupo serán bienvenidos. Escrito queda.