José Luis Rodríguez Zapatero le ganó con foto finish la secretaría general del PSOE a José Bono y se vino al Parador de Turismo de Mojácar. A descansar. Corría el verano del año 2000. ¡¡¡¡Buufff, cómo vuela el tiempo!!!! Él y su comitiva, cortita todo sea dicho, organizaron lo imposible con tal de pasar inadvertidos. No llegaron a camuflarse, aunque sí fueron muy comedidos con tal de no llamar la atención. Este junta letras se propuso obtener la primera entrevista con Rodríguez Zapatero tras su acceso a la secretaría general del PSOE. Lo que entonces era conseguir una primicia/exclusiva, ahora, hoy, es un ‘scoop’. Sirva este apunte como muestra de que, además del tiempo, vuelan las palabras e, incluso, algunas, son desplazadas.
Un servidor, sentado en el gran vestíbulo del Parador de Turismo, veía desfilar bien de mañanita a la familia Rodríguez Espinosa y a su acompañamiento camino de Garrucha. Los seguía hasta el puerto. Ellos se hacían a la mar en el barquito de un amigo. Yo me quedaba en dique seco, no disponía ni de una miserable neumática. Regresaban al pantalán. Cruzábamos un saludo. De nuevo al Parador de Mojácar, a mi sillón de la paciencia. El por aquel entonces director del Parador, Carmelo Doña, me advertía: “no lo conseguirás”. Con la fresquita, el séquito al completo hacía presencia en el ‘hall’. Ante mis ojos el consabido desfile con alguna que otra sonrisa comprensiva de Sonsoles Espinosa y el gesto resignado de alguno de sus acompañantes. Carlos Doña repetía “no lo conseguirás”. Antes de la hora de la calabaza regresaban a sus habitaciones. Este que lo es, hacía lo propio. Y así día tras día, hasta que una noche un miembro de su escolta me fijó cita “con el señor Rodríguez Zapatero a tal hora y en este mismo lugar”. La piedad anidaba en el corazón del secretario general de los socialistas españoles, al menos, tanto como la insistencia en el mío.
A la hora y en el lugar señalado, Rodríguez Zapatero puso una condición antes de comenzar la charla: la fotografía debería hacerla uno de sus escoltas y así fue. La entrevista se prolongó más de lo pactado, Rodríguez Zapatero se mostró abierto, relajado. Conversamos de lo divino y lo humano. Llegado el momento de concluir, le solté: no sé si he entrevistado al nuevo secretario general del PSOE o al próximo presidente del Gobierno de España. Fue la primera de las varias que mantuvimos posteriormente cuando el ya quinto presidente del Gobierno español compró un dúplex en Vera.
Pasados los años hasta llegar al 2014, e igualmente en verano, el recién elegido quinto secretario general en democracia del PSOE, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, eligió Mojácar como lugar de descanso mayormente porque en esta localidad del Levante almeriense posee una vivienda. Había de recargar pilas tras unas duras primarias. En un día de mercado, Pedro Sánchez, acompañado de su mujer, Begoña Fernández, paseó por las calles de Mojácar. Lo de pasear es un eufemismo. Por mejor decir, se abría paso entre la multitud compuesta de compañeros de partido, de turistas sorprendidos, de vendedores obsequiándoles bolsas con frutas y verduras, de vecinos asombrados, y ansiosos todos de foto.
Los días de ocio corren más que los laborables, a mí me lo parece. A Pedro Sánchez también, según me dijo en un escaso ratito a solas antes de la cena de despedida que le prepararon los compañeros socialistas en el chiringuito Aku-Aku de Mojácar. Ignoro el motivo, pero al terminar la breve charla le advertí de que le iba a soltar lo mismo que a Rodríguez Zapatero: no sé si he entrevistado al nuevo secretario general del PSOE o al próximo presidente del Gobierno de España. Tengo la carcajada aún repicando en el archivo sonoro de la memoria. Después vino lo que vino y llegó lo que ha llegado. ¡Que ahí está, de presidente del Gobierno! Yo, por si acaso, lo dejo escrito: si cuando toque, algún nuevo secretario general del PSOE quiere llegar a la Moncloa, que me deje entrevistarlo. Que no hay dos sin tres.
Y ahora, lo de la camiseta. Hombre, Presidente, a ver, se entiende que en el videoclip de la Moncloa se haya uniformado con una camiseta que conmemora el 25 aniversario de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Está incluido en el supuesto paquete de concesiones a los nacionalistas catalanes. Ahora bien, sería un detalle que usted aquí, donde tiene casa y es tan extraordinariamente recibido, se hiciera una foto con la camiseta del Indalo, por hacer patria chica más que nada. Además, esta foto se la cambio por la que usted sabe, sí, aquella que no le hice con la bolsa de tomates en una mano y la bolsa de sandías en la otra por respeto a su descanso. Quedamos en que me debía una.
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