Mojácar

Fusión de luz, salitre y Grammys

Claudia Montero, poseedora de dos Grammy Latinos, compone parte de su obra en Mojácar

Claudia Montero entre sus partituras.
Claudia Montero entre sus partituras. La Voz
Ricardo Alba
21:41 • 30 sept. 2018

La casualidad es antojadiza. Maneja la urdimbre a hurtadillas, entre bastidores, como si los asuntos no fueran con ella. Y van. O vienen. Le sucedió a Claudia. Una amigable recomendación casual la trajo a Mojácar. De inmediato, aquella casualidad se metamorfoseó en causalidad. Con este, ya son tres los veranos que pasa a orillas del Mediterráneo mojaquero. Antes de continuar, con su permiso, les presento a la prestigiosa compositora de música clásica, Claudia Montero: es nacida en Argentina, Buenos Aires por más señas; mueve las manos al modo italiano; residente en el mundo con base en Valencia; ganadora de dos Premios Grammy Latinos en la categoría de “Mejor Composición Contemporánea Clásica”. En el año 2014 por su ‘Concierto para Violín y Orquesta de Cuerdas’; y en 2016, por su ‘Cuarteto de Cuerdas para Buenos Aires’; ahora, hoy, este año, ha sido nominada para otros dos Premios Grammy Latinos: el de “Mejor Composición Contemporánea Clásica” por ‘Luces y Sombras. Concierto para guitarra y orquesta de cuerdas’; y al “Mejor Álbum de Música Clásica” por ‘Mágica y Misteriosa’, que contienen el Concierto para arpa y orquesta de Cuerdas, y el Concierto para Guitarra y orquesta de Cuerdas.




A las cuatro y media de la tarde el sol incinera Mojácar. Las chicharras aturden con su ‘canto’, un concierto de percusión ensordecedoramente incesante que contrasta con el intenso silencio en el interior de la vivienda. El salón es refrescante. Claudia Montero, camisa azul y pantalón vaquero, me invita. “¿Querés tomar algo?” Agua, gracias. Mientras regresa, curioseo por la estancia. Me fijo en el libro dejado sobre la mesita, ‘Cartas de amor de músicos’, de Kurt Pahlen; unas cuantas partituras en otra mesa de mayor tamaño y, sobre ellas, un lápiz y goma de borrar. “Es parte de una obra en la que estoy trabajando”. No la he oído llegar, me siento como pillado en falta.




Hoy es un día excepcional para mí y un día de excepciones para Claudia. “Cuando tengo el encargo de una composición trabajo de nueve a nueve, de la mañana a la noche, depende del tiempo que disponga para entregar la obra. Solamente paro para comer, ni siquiera descanso”. Así pues, el parón de la charla es una cortesía. Se agradece. Claudia Montero compone a demanda, “estos últimos años de creación son obras que me han sido comisionadas y quiero dejarte claro que no acepto cualquier tipo de encargo, cuando lo acepto es porque estoy convencida de que puedo desarrollar mi lenguaje en el instrumento o formación instrumental. Es como un actor o actriz que acepta un personaje cuando siente que lo puede hacer, pues bien, yo soy igual”. Kurt Pahlen, el autor de ‘Cartas de amor de músicos’, viene a decir que ‘cada uno ama (y compone) como es en lo más profundo de su naturaleza’ y pareciera escrito para ella. Junto con el arrastre de las erres al final de palabra, Claudia ha empleado las manos en dos menesteres: uno, llevar el pelo hacia atrás; el otro, subrayar sus conceptos.




El ‘Concierto en Blanco y Negro para piano y orquesta de Cuerdas’ terminado por Claudia en Mojácar en el año 2016, fue estrenado mundialmente los días 27 y repetido el 29 de julio de 2017 en el Festival Internacional de Galway (Irlanda) y en el National Concert Hall de Dublín. Como las casualidades se encadenan, el director de la orquesta de Cuerdas, David Brophy, pasó sus vacaciones de verano en Mojácar con los comunes amigos Kay y Adrian McGrath. Bien, a lo que vamos, que es ni más ni menos que Claudia Montero ha comenzado en Mojácar el encargo de la Real Orquesta Filarmónica de Liverpool, dirigida por el afamado director ruso Vasily Petrenko, para componer un nuevo concierto para Acordeón y Orquesta. La composición tendrá su estreno mundial en Liverpool el 14 de marzo del año próximo con la famosa acordeonista letona Ksenija Sidorova.




La paz, la luz, el color de Mojácar “son determinantes para mí, sobre todo la paz, aunque debo confesar que me he levantado de madrugada para ver amanecer, es muy bello”. Claudia Montero calla por un momento, tal vez recordando alguno de estos amaneceres como reventones de amapolas. Claudia, ¿tu marido cómo lleva estos horarios tuyos de trabajo? “Maravillosamente. Él es matemático e invierte la misma cantidad de horas o más que yo en su trabajo, nos combinamos perfectamente, la música y las matemáticas”. Afirman que ambas facetas mantienen una relación natural y las dos tienen un lenguaje universal. Albert Einstein tocaba el violín, así que…




Además de consumidores de conciertos, Claudia y su marido son apasionados del cine. Los viernes, cine. Es un ritual por así decir. Y cuando no es viernes, pero hay festival de cine, Claudia Montero se dedica a investigar lo que se está presentando, lo anota y después, al cine. ¿Te gustaría componer la banda sonora de una película? “Sí, por supuesto, me llama la atención porque toda la música que yo pienso siempre es muy visual, intervienen muchos sentidos. Vamos a esperar la oportunidad”. Esperemos.




A Claudia Montero le espera una cita que ya tiene fecha: 15 de noviembre próximo. Lugar: Las Vegas. Acto: ceremonia de entrega de los Grammys Latinos 2018. No estará sola. Junto a los suyos, la acompañarán los comunes amigos, faltaría más, Kay y Adrian McGrath. En estos casos, en el mundo del espectáculo se desea suerte con una frase escatológica que no se reproduce aquí. Como ya quedó dicho al comienzo, Claudia Montero ha sido nominada para sumar a los que ya tiene otros dos Premios Grammy Latinos: al de la mejor "Mejor Composición Contemporánea Clásica" por ‘Luces y Sombras. Concierto para guitarra y orquesta de cuerdas’; y al “Mejor Álbum de Música Clásica” por ‘Mágica y Misteriosa’, Concierto para arpa y orquesta de Cuerdas. Que Dios reparta suerte y le caiga a Claudia.




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